KEANE
Las palabras de Blake le habían sentado como una patada en el estómago.
Ahora que su estado de ánimo ya estaba bien, que su cuerpo volvía a estar más o menos en equilibrio, que su querida y buscada Amara parecía haberle aceptado y que el resultado del temible juicio había sido también satisfactorio, Keane creía que venía una merecida y necesitada época de paz… pero no… nada más lejos de la realidad…
¿Por qué narices no paraban de ocurrir cosas a su alrededor? ¿Por qué?
—¿Cómo que Trish ha renunciado? ¿Y por qué demonios no me lo has dicho antes? —cuestiona Keane sulfurado y sin todavía poder creérselo.
—Por qué me lo ha dicho hoy mismo al terminar —le contesta Blake frustrado y haciendo una mueca que por un instante transforma su apuesto ro