Capítulo cincuenta y cinco. Nunca dejé de hacerlo

Nunca dejé de hacerlo

Larry no apartó la mirada de los ojos de su padre, y él tampoco apartó la mirada de su hijo.

—¿Por qué tengo que creerte? —le cuestionó sin acercarse.

—No tienes ningún motivo para hacerlo, lo sé; pero jamás me habría atrevido a asesinar a mi propio hermano, Henry era la única familia que tenía.

Larry apretó los puños y sintió la rabia emerger de lo más profundo de su ser y no sabía exactamente cuál era la razón.

—Nadie aceptaría la culpa siendo inocente, tú nunca negaste haber disparado, ¡Nunca la señalaste como la responsable! —gritó con los ojos llenos de lágrimas. Él no sabía ni cómo sentirse en ese momento.

—¡Está enamorado de tu madre! Y al final de todo fue mi culpa —aceptó—. Yo la arrastré al lado oscuro, la llevé por los caminos del vicio y cuando no tuve más dinero, ella trató de buscarlo sin importar lo que tuviera que hacer.

—¡Eso no justifica que le arrebatara la vida a mi tío Henry!

—¿Qué esperabas que hiciera?

—¡Que dijeras la verdad! Porque mientr
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