Todo fue por mi culpa…

Me arreglé lo mejor que pude en el poco tiempo que tuve, aunque no había descansado prácticamente nada en las últimas treinta y seis horas y traía unas bolsas que difícilmente pude disimular con maquillaje, no podía detenerme cuando sentía que había tanto en juego.

— Sean bienvenidos… — Se nos acercó una camarera. — Les traigo el menú…

— Estamos esperando a alguien, en cuanto estemos completos, ordenaremos… — Explicó Lucas a la joven.

— Bien… ¿Desean usted y su esposa pedir algo para tomar mientras esperan?. — Preguntó la chica con la libreta en la mano, lista para anotar.

¿Esposa? ¿Cómo pudo esa chica pensar que ese hombre podría ser mi esposo?, eleve una ceja, incómoda con la confusión, no era por ofender, pero mis estándares apuntaban mucho más alto.

— Disculpe, pero él no es… — Intenté aclarar la situación, cuando Lucas me interrumpió.

— Sí, tomaremos una copa de vino cada uno. — Ordenó, la chica anotó y se marchó.

Me quedé pasmada, al tiempo que Lucas me dirigía una mirada de suficiencia con una sonrisa ladeada.

— ¿Qué cree que hace? ¿Por qué no le dijo que no es mi esposo?. — Murmuré indignada, él se encogió de hombros, muy casual.

— Me pareció divertido… — Le lancé una mirada amenazadora. — Relájese, señora Golf. — Lucas se acomodó la corbata y estiró un poco el traje, como si lo demás no tuviera importancia. — Ya estamos en Asia y pronto solucionaremos su problema… ¿Podría calmarse un poco? La verdad ya me tiene algo incómodo con su nerviosismo, solo me pareció chistoso, eso es todo…

— ¿Chistoso? ¿Qué tiene eso de chistoso?. — Sisee molesta.

— Ah, claro… Ya lo recuerdo. — Lucas se tiró hacia atrás en su asiento. — Yo no soy su tipo, pero no se preocupe, mi intención no era otra más que divertirme… Siendo sincero, usted tampoco es mi tipo.

— ¿Qué? ¿Qué quieres decir?.

¿Qué yo no era su tipo? ¿Podría ser más odioso? Pues bien, eso era cierto, yo no era su tipo porque yo estaba por encima de su nivel.

— Bueno, solo digo que no soy del que les gustan las mujeres enojonas… Quizás si sonriera más seguido…

— ¡Ja!. — Solté con sarcasmo. — No soy una amargada, señor Black, si eso es lo que me quiere decir, ¿Cree que es fácil manejar una empresa sin tener experiencia? Solo estoy algo estresada… — Me crucé de brazos, acomodándome en la silla. — No sé cómo lo hace Ava… — Refunfuñe con cansancio.

— ¿Ava?.

— Mi hermana… — Lucas me miró con el entrecejo fruncido y luego de un suspiro, le expliqué. — Mi hermana gemela, se llama Ava, ella vive en América y maneja la sede principal de la empresa familiar, no sé cómo lo hace, pero todos la respetan y ha conseguido mejorar el rendimiento de esa sede increíblemente… — Lucas guardo silencio por un minuto, pensativo.

— ¿Y no cree que si ella pudo, usted también podría lograrlo fácilmente si se lo propone? ¿Por qué no la llama y le pide consejos?.

— Pues… yo… La verdad… Es complicado. — La mesonera llegó y nos sirvió las copas de vino. — Gracias y solo para que lo sepa, él no es mi esposo. — Le expliqué a la joven, quien asintió sorprendida y se dio la media vuelta para retirarse.

Tome mi copa y comencé a beber, detallando todo el restaurante, no quería seguir esa conversación con Lucas, pero podía sentir su intensa mirada sobre mí, lo que aumentaba mi nerviosismo.

¿Pedirle consejos a mi hermana? Con solo recordar nuestro último encuentro de hacía solo unos días, sabía que esa no era una opción para mí.

*

Flashback:

Luego de descubrir que yo me hacía pasar por mi hermana, Alex Grand se había ido de su casa para buscar a Ava en París, dejándome allí, perpleja, llena de un fuerte sentimiento: envidia.

Fue muy frustrante darme cuenta de que mi hermana tenía todo lo que yo había soñado, mientras que, al mismo tiempo, yo lo perdía todo… Me llené de impotencia y por un instante, como si fuera un huracán, desee agarrar todo a mi alrededor para tirarlo o romperlo.

Pero eso no sucedió, porque en esa ocasión, como solía suceder, la rabia no me cegó, sino que se transformó en una profunda tristeza, algo que nunca antes me había pasado.

Subí a la habitación y me tiré en la cama, dónde lloré hasta quedarme dormida, sintiendo que drenaba todo lo que no había botado en toda mi vida. Mi hermana era muy afortunada, tenía a alguien que la quería de verdad, como ella era y sin dudar… ¿Y yo? Estaba sola y cada día, la soledad me envolvía más.

A la mañana siguiente, me levanté algo cabizbaja, me duche y tomé una bata que imaginé, era de mi hermana, también me puse sus pantuflas, total, seguro que ella mi cuenta se daría y bajé para desayunar.

Al volver del comedor, justo en la sala, me quedé pasmada, mi hermana Ava, estaba frente a mí.

— ¡Ava!. — Vocifere en automático.

¿Qué había sucedido? ¿Alex ya había vuelto con mi hermana? No, eso era imposible, al menos que tuviera un teletransportador. Ella debió haber vuelto sola, no se había podido encontrar con Alex y eso significaba, que no sabía nada de lo que yo había hecho o intentando hacer.

— Eva, ¿Qué carajos haces aquí? ¿Qué haces en mi casa?. — Ella preguntó notablemente confundida, confirmando mi sospecha.

Me erguí con rabia y prepotencia y le sonreí a mi hermana de una forma presuntuosa.

— Vine a conocer a tu misterioso esposo, ¿Hay algún problema?. — Me encogí de hombros como si nada.

En ese instante, entró a la sala, Martina, la empleada del servicio de la casa de mi hermana, con una bandeja en sus manos, en la que tenía servido unas galletas y un té que yo le había pedido. Al verme y ver a Ava frente a mí, Martina largo la bandeja de sus manos de la impresión.

Bueno, era normal su reacción, yo había llegado la noche anterior simulando ser Ava con menos peso, por supuesto, ahora se encontraba con las dos, frente a frente, y seguro que ella no sabía que mi hermana tenía una gemela.

— ¡Ay, Dios mío! ¡Hay dos! ¡Son dos!. — Vocifero Martina, llevándose las manos a la boca.

— Martina, tranquila. — Ava le habló tratando de calmarla. — Somos gemelas, ella es mi hermana.

— ¡Señora Ava!. — La mujer caminó hacia ella, parecía asustada. — ¡Lo lamento tanto! ¡Todos aquí pensábamos que ella era usted! ¡Lo lamento! ¡Nos equivocamos!.

Detallé la expresión de mi hermana y al parecer, ella ya había entendido lo que yo hacía en su casa.

— Tranquila Martina. — Ava tomó las manos de Martina, quien parecía bastante alterada. — No te preocupes, no es tu culpa.

— Y… Y… — La mujer bajó la vista hacia el vientre de mi hermana. — ¡Usted está embarazada!. — Exclamó, abriendo los ojos de par en par.

— Así es. — Ava sonrió en respuesta, deslizando una de sus manos hasta su vientre. No sé por qué, pero verla en ese estado, me dio más rabia. — ¿Puedes dejarnos a solas, Martina? Tengo mucho que arreglar con mi hermana. — La mujer se fue y Ava se dirigió a mí. — No puedo creer que hayas caído tan bajo. — Gruñó con recelo. Mientras que yo, intenté contener una sonrisa.

— ¿Qué yo caí bajo? ¿Lo dices tú, que te encontrabas a escondidas con Ethan, embarazada de otro?. — Pregunté con una sonrisa llena de satisfacción al ver cómo Ava abría los ojos de par en par, había sido descubierta. — ¡Así es! ¡Lo sé! ¡Los vi!.

— ¡Eso no significa nada! ¡Ethan quiso hablar conmigo para disculparse y eso fue todo!. — Intentó convencerme ella.

¿Acaso me consideraba estúpida? ¿Ethan disculparse? Jamás podría creer algo así, menos después de convivir con él y conocerlo tan bien.

— ¡Eso no es cierto y lo sabes! ¿¡Ethan necesitaba verte tantas veces para una estúpida disculpa!? ¡Sé que fueron varios sus encuentros! ¡Mentirosa!. — Refuté, sintiendo como mi pecho se llenaba de un profundo dolor.

— ¡¿Me estuviste siguiendo?! ¡¿Estás loca?!. — Gritó mi hermana.

— ¡¿Para qué volviste!? ¡¿No estabas muy contenta con Ethan?!. — Pregunté mirándola fijamente con rabia.

— ¡¿De qué hablas, Eva?! ¡Esta es mi casa! ¡Volví a mi casa! ¡Tú eres la intrusa aquí!.

¿Intrusa? ¿Ella me llamo intrusa? ¿Lo decía la regalada esa que se había estado viendo a escondida con mi exesposo? ¡Eso no se quedaría así!.

Así como me dolió, ver a mi hermana con Ethan, ella pasaría por el mismo dolor cuando supiera lo que yo había hecho con su esposo, aunque sea una mentira.

— No creo que eso vaya a ser así por mucho tiempo. — Declaré, sonriendo con maldad.

— ¿Qué?.

— Sí, lo acepto, engañe a Alex, me hice pasar por ti, pero una vez que probamos de nuestro espectacular reencuentro en la cama… Uffff… — Me abaniqué la mano como si tuviera calor. — No pude ocultarlo más, le conté a Alex toda la verdad y lo que la zorra de su esposa hacía a sus espaldas en París con su exnovio.

— ¡¿Qué?!. — Ella hizo un gesto de dolor que pensé que me llenaría de satisfacción, sin embargo, una sensación desagradable me invadió.

— Espero que hayas venido con la intención de firmar el divorcio. Vuelve con Ethan y así Alex podrá ser feliz con una mujer que esté a su altura. — Rematé, intentando expulsar todo mi veneno, aunque en el fondo se sentía tan amargo para mí, como para ella.

— No.

Los ojos de Ava se llenaron de lágrimas, lo que me hizo sentir un nudo en la garganta, no sé por qué, no quería sentir eso, mi intención era sentirme plena y feliz con mi venganza, no peor de lo que ya estaba.

— ¿Qué? Es mejor que lo dejes de una buena vez por todas, después de todo, ya lo habías dejado, ¿No?. — Insistí, llena de amargura.

— No lo dejé, lo amó. — Afirmó ella, intentando mostrarse fuerte.

— Te fuiste, lo dejaste, y ahora, con todo lo que Alex sabe, será cuestión de tiempo para que esto se termine…

— No lo dejaré y él no me dejará. ¡Deja de interponerte en mis relaciones! ¡Deja tu ridícula obsesión con mis parejas de una buena vez por todas! ¡Y no me importa si lo has engañado o qué clases de artimañas has usado para manipularlo, esta vez no me haré a un lado, como lo hice con Ethan! ¡Alex es mío! ¡Yo lo amo y él me ama!. — Gritó Ava, conteniendo las lágrimas y apretando sus puños. Me dejó sorprendida, ella nunca había reaccionado así antes, siempre había sido muy sumisa. — ¡¿Dónde está?!.

— ¿Eh?.

— ¡¿Dónde está, Alex?!. — Preguntó y comenzó a caminar por la sala, llamando a su esposo.

— ¡YA BASTA! ¡NO ESTÁ!. — Grité con todas mis fuerzas, aturdida por la reacción de Ava.

— ¡¿Dónde está?!. — Insistió mi hermana.

— ¡Yo qué sé! ¡Quizás se fue a la oficina! Apenas le dije la verdad, él se fue y se veía muy afectado, por no decir enojado. — Seguí con mi mentira, no iba a dar marcha atrás, yo no era esa clase de persona.

Ava se fue directo hacia la salida, dispuesta para irse, seguramente para buscar a su marido, pero antes de cruzar el pasillo hacia la salida, ella volteó hacia mí, una vez más.

— ¡Eva!. No sé cuál es tu problema conmigo, pero esto, debe parar, debes madurar y… Te recomiendo que salgas de mi casa, antes de que vuelva con mi marido. — Se fue, dejándome una sensación de malestar, una hora después, salía con mi maleta para volver a París.

Ya Ava se enteraría de que todo lo que dije era mentira y no me importaba, solo quería sentir que me había desquitado por lo que había hecho y que había sentido el mismo dolor y la rabia que sentí cuando la vi con mi exesposo.

*

El señor Huan Yue no era para nada lo que yo esperaba, bueno, Lucas me había dicho que era un hombre muy formal y correcto, pero durante toda la cena, no hizo más que beber y reírse con Lucas por estupideces que yo no entendía.

— Muy bien, mi amigo, dame el listado correcto de telas… Y no te olvides que me debes una. — Yue le habló a Lucas con cierta complicidad.

— Claro, claro… Lo que tú necesites, hermano. — Respondió Lucas extendiéndole la mano en un fuerte apretón. — Señora Golf, ¿Podría pasarme el listado?.

Me moví de un respingo, buscando el papel en un maletín, había estado absorta intentando entender lo que sucedía entre esos dos, o quizás era la cantidad de vino, sumado a mi cansancio, lo que me tenía como un zombi, pero en esa importante reunión, yo parecía ser la asistente de Lucas y no lo contrario.

Ellos siguieron hablando y escuché el teléfono en mi cartera, repiqueteando, miré la pantalla, notando que se trataba de mi madre, inhale profundo, ignorando la llamada y poniendo el aparato en silencio.

Bastante rato después, Huan Yue se despedía y aproveché para revisar mi teléfono nuevamente, tenía muchas llamadas perdidas de mi madre, eso era extraño, algo importante debió haber sucedido.

— ¿Nos tomamos está para irnos?. — Me preguntó Lucas, cuando el teléfono en mi mano, volvió a comenzar a vibrar.

— ¿Me disculpas un segundo?.

Él asintió y me levanté para alejarme un poco, termine trastabillando, parecía que el alcoh0l me había afectado y la verdad, no me había dado cuenta de lo mucho que había tomado durante la toda la cena.

Lucas se levantó preocupado, pero al notar que pude recuperar el equilibrio y le hice señas de que estaba bien, se volvió a acomodar en su asiento.

— ¿Mamá?. — Respondí la llamada.

— ¿Eva? ¿En dónde estás?.

— Trabajando, salí en un viaje de negocios, para solucionar algo… ¿Qué pasó?.

— Me llamó tu abuelo… — Mi pecho se sobresaltó, un mal presentimiento me abordó. — Le pasó algo a tu hermana…

— ¿Qué…? ¿Qué pasó…?. — Tragué grueso, recordando mi último encuentro con Ava.

— Bueno, fue cuando ella volvió a América, tu abuelo me dijo que ella llegó buscando a su esposo y se fue para la empresa, allí se encontró con un exnovio loco que la secuestro…

— ¿Qué?.

— Sí, la tuvo encerrada, su esposo había arreglado lo del rescate, pero ella intentó escapar y recibió un dispar0… — Mis ojos se llenaron de lágrimas instantáneamente.

— ¿Co…? ¿Cómo está Ava?. — Balbucee con el nudo en la garganta.

— Tu abuelo me dijo que, afortunadamente, está bien, ella y los bebés, ¿Puedes creerlo? ¿Ava estaba embarazada? ¿Y de gemelos? Yo ni lo noté, solo pensé que estaba más gorda… — Exhale aliviada, sintiendo que casi me quedaba sin aliento. — Bueno, ella sigue hospitalizada, pero estará bien… Fue un gran susto y quería contártelo antes de que te enterarás de algo que no es y termines preocupada.

— Está bien, mamá. — Musite.

— ¿Eva, estás bien?. — Preguntó mi mamá notando el tono quebrado de mi voz.

— Sí, gracias por avisar. — Colgué.

Volví hacia la mesa, casi arrastrando mis pies y limpiando las lágrimas que resbalaban por sí solas, pues ya no podía contenerlas.

Es cierto, cuando me enojaba, yo podía ser toda una perr@, pero jamás querría que algo así le sucediera a mi hermana, yo solo estaba dolida con ella desde hacía mucho tiempo.

— ¿Eva…?. — Lucas se levantó preocupado al ver mi estado. — ¿Estás bien?. — Asentí, tomando mi lugar en la silla que él ya estaba acomodando para mí. — ¿Ocurrió algo?.

— Mi hermana… — Solloce. — Le pasó algo horrible…

— ¿Qué?. — Lucas se agachó a mi lado, arrugando el entrecejo.

— Y todo fue por mi culpa… — Murmuré, dejándolo sorprendido.

— ¿Quieres hablarlo?.

— Ne… Necesito… Otra copa de vino… — Murmuré.

*

Me desperté sintiendo un fuerte dolor de cabeza y mi cuerpo completamente tullido, apenas podía moverme. Mis músculos estaban más tensos que cuando hacía una fuerte jornada de ejercicios en el gimnasio.

Miré a mi alrededor, notando que estaba en la habitación del hotel y se filtraba bastante luz entre las cortinas, por lo que debía ser altas horas de la mañana, en medio de mi momentánea confusión mental, miré bajo la colcha y vi mi cuerpo completamente desnud0, fue entonces, cuando me di cuenta de que mi ropa estaba tirada por todo el piso.

Pero también vi que había ropa de hombre tirada por todo el lugar… Mi corazón se aceleró, ¿Qué había sucedido? Voltee y a un lado de mí, estaba una fuerte y musculosa espalda, mis ojos se abrieron de par en par.

¡Había un extraño dormido a un lado de mí! Y al parecer, él también estaba desnudo… Me levanté un poco más, con mucho cuidado para no despertar al extraño. Casi me da un infarto cuando lo reconocí, era Lucas Black.

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