Relata Eva:
— ¡Ava, espera! — Exclamé, ella se volvió para mirarme, extrañada. — ¿Podría hablar contigo…? ¿Por un momento…? ¿A solas…? — Pregunté con el corazón a millón, imaginando que ella se negaría, que lo dejaría para otra ocasión, porque ¿Quién deja su fiesta de boda para escuchar a una hermana gemela malvada?
Ella se volvió y se disculpó con la persona que la llamaba, le pidió unos minutos y se dirigió a mí.
— Bien… Claro. — Contestó extrañada, dejándome atónita. — Ven, acompáñame.
Ella se giró y comenzó a caminar, me quedé pasmada por un instante, cuando Lucas me dio un empujoncito, animándome a caminar, al tiempo que me susurraba porras y cuánto me amaba.
Llegamos a una enorme puerta y al entrar, noté que se trataba de un gran salón alterno, con escritorio y biblioteca, como una oficina. Ava me miró expectante, pero cuando estuve a punto de hablar, la puerta se abrió nuevamente, dando paso a Alex Grand.
— ¡Alex! ¿Qué pasó? ¿Por qué entras así? — Ava comenzó a refunfuñar