Como prometió pasó por mí a tiempo y fuimos a cenar a un bello restó hindú. La charla fluyó de manera agradable, era fácil estar con él, me hacía reír, era un hombre interesante, amable, caballeroso. Y siempre estaba pendiente de mí. Comencé a pensar que quizás mi mejor elección debería ser él. De regreso al apartamento me acompañó a la puerta.
—¿Hoy también debería estar sola, o prefieres acompañarme?
—¿Quieres que me quede?
—Sí.
—¿Solos tú y yo?
—Lo prometo —Xander recibió de mala gana a mi acompañante y tuve que regañarlo otra vez.
—¿Quieres beber algo?
—Una cerveza estaría bien —fui por dos coronitas frías y nos sentamos en el sofá, tomé el man