¿Y tú qué miras?
¿Y tú qué miras?
Por: Cristina Elías
1. Vergüenza

- ¡Nícola, ya levántate, es tarde! Ya sabes que tienes que ayudarme con cosas de la casa hasta que encuentres un trabajo. - termina diciendo mi madre mientras entra a mi habitación, yo solo me revuelo entre las sábanas tratando de seguir durmiendo. - ¡Arriba! Y ponte guapa.

- Ya voy, ya voy - digo tapándome el rostro con la almohada, deben saber que hago el máximo esfuerzo por tratar de levantarme temprano a correr, pero aún no lo he logrado. No me queda más que resignarme. - ¿Pará qué me voy a poner guapa mamá? si ya lo estoy - digo aun con los ojos cerrados, sentada en la cama con una sonrisa

- ¡Ay hija, pues para que te veas bien! Al rato capaz que te encuentras un papi rico en el super y te vas a acordar de mi - Sin duda eso no me lo esperaba, no dormida, abro mis ojos de golpe y veo a mi madre con expresión divertida, ¿pero ésta loca en qué está pensando?

- ¡MAMÁ, POR DIOS!, Pero que cosas dices, ¿te sientes bien? - pregunto extrañada, apenas me he dado cuenta que está husmeando en mi closet y empieza a sacar ropa - pero ¿qué haces?

-Mira, ponte este conjunto - dice sacando un conjunto amarillo de blusa de tirantes y una falda corta, demasiado arreglada me vería para un día de mandados, no quiero parecer la mamá de mis hermanos - arréglate hija, mira que no te sacas provecho.

-Ma, no, fuera - digo quitándole la ropa y empujando a hacía afuera de mi cuarto - yo me pondré lo que me haga sentir súper ¿vale?, ya no tengo 10 para que me escojas la ropa - digo un poco sacada de onda con su actitud.

- Pero es que hija, nunca me dejas ayudarte - la miro con fastidio - vale, vale, te espero en la cocina.

- Ok, ahorita bajo - digo cerrando la puerta para cambiarme.

A esta hora solo estamos ella y yo, son las 8 y media de la mañana, me la estoy pensando para bañarme, al final decido ponerme un pantalón de mezclilla tipo mom jeans, con una blusa negra oversize, así es, lo que más odia mi madre que use, pero lo que en definitiva es lo más cómodo para mí.

¿Cómo qué por qué tendría que arreglarme para un día de mandados, comida y todas esas cosas? ¿Al menos que mi madre esté tramando algo? No, no creo, me hubiera dado cuenta, o eso creo.

Ya me bañanaré al rato, ya que terminé mis mandados. Una vez que me veo al espejo, me agarro mi cabello corto en una media coleta, me pongo un poco de rímel y listo, ya estoy lista, ahora sí, comencemos el día.

Bajo las escaleras a la primera planta, no es como que mi casa sea muy grande, somos de clase media, mi padre es Ingeniero, mi madre contadora y yo, bueno, una periodista desempleada que aún vive con sus padres y sus hermanos.

Vivimos casi a las afueras de la ciudad, hace varios años mi padre consiguió este terreno a un muy buen precio y entre él y mi madre comenzaron a construir la casa de sus sueños.

Es una mezcla entre lo clásico y minimalista, puedo decir que es un poco grande la casa, pero no tanto, o quizás me he acostumbrado tanto que la veo pequeña, el patio es grande y hay un espacio para las carnes asadas que suele hacer mi padre con sus amigos, yo siempre quise una alberca, pero bueno, ni el dinero para hacerla, mucho menos para el mantenimiento.

El desnivel de la casa crea un ambiente acogedor, ya que la primera planta de un lado es como un tipo tercer nivel oculto y del otro lado es donde se accesa, pareciendo la primera planta, pero en realidad es la segunda.

En la primera planta está el acceso al jardín, hay una pequeña cava, que es el paraíso de mi madre, y es una pequeña sala de estar con ventanales con vistas al jardín, el área de juegos puede decirse ya que es espaciosa y se ve más grande cuando conecta con el jardín por que han abierto los ventanales.

La segunda planta es donde está el acceso principal, está la cocina, la sala de estar, el comedor, una habitación de visitas y un baño para las visitas, como ven no hay mucho, y en la tercer planta están las habitaciones de todos, que son la de mis padres, la mía, y tres más que son las de mis hermanos y un pequeño cuarto de estudio para hacer tareas, y mi papá en estos últimos meses ha adecuado el techo para crear una terraza, aun no la termina pero estará genial subir y tener todas las vistas o ver las estrellas por la noche.

Pues bien, ya estoy en la cocina y me recargo en la isla con mi agenda en mano preparada para anotar mis tareas de hoy, mientras mi madre está ocupada preparándose un café.

- Bien, ¿Cuáles son las tareas de hoy? - digo llamando su atención.

-Hoy es fin de mes - lo había olvidado, es 30 de Julio, odio los fines de mes, tengo más carga que la habitual ya que mi madre llega siempre a las diez de la noche y todo me toca a mí en casa- harás la comida, iras por Fran, y llegarán a casa, que haga su tarea y se bañe, después lo llevaras a casa de Guillermo, pero solo si ha terminado los deberes antes de las cuatro. - se gira para observarme y veo su mirada de reprobación en mi atuendo pero sigue con sus indicaciones - Tienes que ir a hacer el super, saca la lista de lo que falta y Helen me dijo que sale a las seis de la universidad, pregúntale si su novio la va a traer o vas por ella, necesito que lleves el auto al servicio, porque ya le escuchó ruidos raros - dice haciendo un ademán de no entender de esos temas, a lo que asiento, y ella continúa - tu papá llegará a las nueve de la noche, me ha dicho algo de un colado, así que hoy te tocará casi todo el día sola cielo, y otra cosa - dice mirándome seriamente pero como quien guarda un secreto y no puede con la emoción de contarlo - necesito que vayas al aeropuerto, llegará un paquete muy importante, por lo que necesito que vayas por el a las cinco de la tarde, no puedes llegar tarde - eso sí que sueña extraño, ¿un paquete en el aeropuerto? ¿Me comentó algo antes? La verdad es que no recuerdo.

- ¿Un paquete? - pregunto extrañada y veo que cada vez está más emocionada - ¿paquete de qué?

- Es super importante, creo que había olvidado mencionártelo - dice restándole importancia - te lo entregará un muchacho, ya le he dicho todo referente a ti y al carro para que no se equivoque, pero cariño, arréglate, mira que vas a ir al aeropuerto, no puedes ir con esas fachas - ya se me hacía que mucho había tardado en decirme algo sobre mi ropa, no me queda más que revirar los ojos y decirle que si con la cabeza. - no llegues tarde y ponte preciosa.

- Si, si, si madre, ya, anda que se te hace tarde, ya me encargo yo de todo

- Gracias cielo - dice dándome un beso en la mejilla despidiéndose - te veo en la noche, te amo, Chao.

Pues bueno, hoy parece ser un día ajetreado, así lo ha predispuesto mi madre, es en estos momentos cuando odio mi falta de independencia, pero que puedo hacer, ya he enviado currículo a todas partes y parece que nada pega.

Me he dispuesto a comenzar un blog, no sé de qué, pero algo encontraré pues necesito comenzar a practicar si quiero conseguir un buen puesto como periodista y la experiencia no llega por arte de magia.

Dados los pendientes decido desayunar cereal junto con una taza de café, hoy no tengo tiempo para volverme laboriosa. Comenzaré por hacer el super y después la comida, así puedo saber qué otras cosas me van a faltar.

Me he decidido por crear un mole como solía hacerlo mi abuelo, oh si chicos, mi abuelo era un gran cocinero, lástima que ya no esté más. Aparte del periodismo amo cocinar, y ahora desempleada, haciendo panes y postres es lo que me deja para seguir ahorrando para tener mi futura independencia mientras encuentro un trabajo, no es como que venda muchas cosas, pero hago tres días a la semana para vender, le doy un porcentaje a mi madre para aportar algo y aparte la ayudo con cosas de la casa, como hoy.

Pues ya he creado la lista así que me voy para el super a hacer las compras.

Estoy buscando en los anaqueles el cereal que más me gusta, dándome de reversa con el carrito sin darme cuenta si hay alguien, ¡Excelente Nícola! Tan distraída como siempre, he tropezado con alguien a mi espalda que he perdido el equilibrio y he caído de nalgas, ¿podría ser más vergonzoso, aparte de que ha sido mi culpa?

- ¡Ay! - cierro los ojos por el dolor del golpe que me he dado - ¡que estúpida soy! - me digo bajito

- ¿Estás bien? - Pregunta alguien detrás de mí, por lo que me sorprendo, ya que me han sacado de mis pensamientos de niña tonta, me giro para ver al muchacho del que proviene la voz y me he quedado anonadada, ¡Que guapo!, mi madre tenía razón, me hubiera arreglado, vaya pinta la mía. - ¿Hola?, ¿te encuentras bien muchacha? - qué vergüenza me he quedado mirándolo y no he respondido, debe pensar que estoy loca, a lo que reaccionó haciendo un gesto de sonrisa tímida y el me tiende una mano.

- ¿Eh?, ah sí, bien, gracias - digo tomando su mano y poniéndome de pie - ¡Qué pena! - digo bajito - Discúlpame, venía distraída, ¿te he hecho daño? - pregunto preocupada, a lo que el muchacho solo sonríe y niega, wow, que sonrisa, creo que me he enamorado.

- ¡No, no, tranquila!, yo estoy bien, pero tu sí que te has dado un buen golpe - dice haciendo un gesto de dolor

- Si, bueno, terminar en el suelo es mi pasión - digo bromeando, pero creo que ha sonado muy mal, ¿acaso puedo sentir más pena por mí?, pero él en cambio se ha carcajeado de mi comentario sarcástico - Eh, bueno, discúlpame en serio, trataré de ya no tropezar más contigo, bueno, con nadie, en general - digo ya bastante nerviosa por el ridículo que estoy haciendo - sale, gracias por la ayuda, lo siento y que tengas una buena compra - digo caminando hacia mi carrito con ganas de huir de ahí. Mi cara es vergüenza total, lo sé, lo siento, siento todo mi rostro arder de vergüenza.

- No te preocupes, no pasa nada - dice el muy tranquilo - espero tropezar contigo más seguido - dice riendo y guiñándome un ojo, ¿acaso me está coqueteando? - hasta luego - dice y se va.

¿Pero qué ha pasado? ¿Buena compra, acaso soy promotora? ¿Pues donde tengo el cerebro, en el trasero? Esto ha sido muy vergonzoso.

Al final termino las compras, esperando no encontrarme a ese muchacho tan guapo, suficiente vergüenza para una mañana.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo