Por Emma
Kika me ordenó que acompañara a Pupy a una reunión de directorio.
Por sus palabras, me di cuenta de que ella esperaba que yo fallara, que cometiera errores, que no supiera comportarme.
Eso no era problema para mí, pero estar a su lado, después de lo ocurrido en el ascensor, como mínimo, me perturbaba.
Los empleados lo respetan o le temían más que al mismo dueño, mi jefe se comportaba como si la empresa le perteneciera.
Los empleados evitaban tomar el mismo ascensor que él.
Eso era ridículo, eso no hacía más que envalentonarlo y eso era estúpido, no se le puede dar tanto poder a una persona.
Subí al ascensor y una de las secretarias de otro sector, tomó mi brazo, pero lo soltó cuando vio que las puestas del ascensor estaban cerrando sus puertas y yo iba a quedar atrapara en medio.
No solamente soltó mi brazo, me empujó hacia dentro, porque mis pies ya estaban pisando el ascensor.
Pupy parecía divertido por la situación y yo terminé estampada contra su cuerpo.
Luego de estabi