La tensión se palpaba en el aire mientras Richard, James y Tom continuaban sus esfuerzos por desentrañar el misterio que rodeaba a Margaret y a Alexander.
— ¡Maldición! ¿Por qué Alice no contesta? Necesitamos su ayuda para resolver todo esto — gritó Richard con frustración.
— Richard, no puedes hacerlo todo tú solo. Permíteme acompañarte a la mansión y buscar alguna pista que nos acerque a Margaret — dijo, James, decidido a todo.
— James, no quiero que te involucres más de lo necesario. Esta situación es complicada y no quiero que empeore por nuestra antigua rivalidad — comentó con un dejo de preocupación.
Tatiana sintió un nudo en su estómago pero eso no la detuvo e intervino de inmediato:
— Richard, James tiene razón. Necesitamos unir fuerzas y trabajar juntos para encontrar a Margaret. No dejes que el pasado se interponga en el presente.
James se calmó y sonrió suavemente.
— Está bien, Richard. Si prefieres hacerlo solo, lo respetaré. Pero recuerda que estamos en esto juntos, sin i