Capítulo 3

Capítulo 3

Daniel

Después de que mis dos mejores amigos se fueran de mi oficina, en la tarde recibí la visita de mi padre y mi abuelo. Estos habían venido para reclamarme por mi reciente aparición en la portada de una de esas tantas revistas amarillistas, estando acompañado de una modelo famosa a la que ahora tachaban por ser mi amante. Si supieran que la pobre ni a buen polvo llegaba.

Según ellos, esta revista remarcaba mi gran salida de anoche de uno de los hoteles más caros de toda la ciudad. Algo que sinceramente no me importaba mucho, porque este tipo de revistas siempre hacen esto. Me tiene sin cuidado lo que hablen o digan de mí, sin embargo, lo que me pone de mal humor y me hierve la sangre es saber que mi familia se sigue metiendo en mis asuntos. No digo que no aprecie que se preocupen por mí, pero hay algo que se llama privacidad en esta vida y si yo respeto la de ellos solamente espero que hagan lo mismo conmigo.

Luego de una acalorada discusión, dónde ellos decían que yo debería de deja la vida que llevaba. No llegamos a ningún sitio concreto como siempre y se fueron de mi oficina dando un fuerte portazo mientras decían cosas que lo logré escuchar.

Tras una hora de discusión, el poco humor que tenía se esfumó como por arte de magia y en su lugar dejó a una fiera enjaulada que solamente quería arrancarle la cabeza a alguien. Así que solamente salir de esa m*****a oficina que me estaba asfixiando y tomé las llaves del auto, siempre que manejo a cierta velocidad libero tensión.

...

Me encuentro en el antro que han escogido Antonio y Flavio, el cual es uno de los mejores de la ciudad y en poco tiempo se convirtió en el sitio favorito de muchas personas de la clase alta. En fin niñitas y niñitos de papi que no saben lo que es trabajar, pero aun así gastan de dinero como agua.

Llevo aquí alrededor de una hora y cuarenta minutos, sin embargo, aunque el bar está al reventar de personas. No consigo encontrar a ninguna mujer que despierte mi interés, ninguna con la capacidad de hacerme perder esta noche la cabeza. Todas las que hay aquí se ven demasiado iguales a las que he conocido anteriormente, son falsas y más interesadas en tu bolsillo que en ti. De estas que te abren sus piernas solamente para encontrar un beneficio. 

Normalmente, nunca me molestan ese tipo de mujer, pero esta noche por algún motivo no deseo algo así. Tal vez la discusión de esta tarde más la presión a la que estoy sometido me hacen pensar estas cosas.

Cansado de estar buscando a una mujer que despierte mi interés para tener una buena noche de puro sexo, me decido por hacer lo mejor. Tal vez debería irme, puesto que no estoy de ánimos como para estar aquí en estos momentos.

Cuando me levanto de mi asiento y me acomodo por completo mi traje, una mujer de apariencia bastante sexy llama mi atención. A simple vista se ve como si fuera una mujer más del montón, pero si la miras bien toda ella grita peligro. Es de esas mujeres capaces de ponerse cualquier cosa y lucir elegante sin importar el que dirán.

Me le quedo observando por unos minutos y veo que no está sola, ella viene acompañada de lo que supongo es su amiga y ambas se dirigen hacia una mesa cerca de la pista.

Intrigado por esa mujer que acaban de encontrar mis ojos, decido quedarme un rato más para ver que sorpresas me puedo llevar con ella. Ya que desde donde estoy sentado, su mesa me queda de frente y puedo ver todo lo que ella hace.

La mujer de vestimenta sexy y cabello hasta las nalgas, ha estado bebiendo y bailando al ritmo de la música sin importarle nada, ni nadie. Sin embargo, yo sigo uno por uno todos sus movimientos desde mi sitio y debo de admitir que es una mujer jodidamente sexy. Lo que hace que mi pantalón me moleste demasiado y la incomodidad se note en mi rostro, nadie jamás había despertado mi interés de este modo. Ni siquiera me había hecho perder la cabeza.

Cansado de seguir solamente mirándola desde lo lejos, decido que es hora de lanzarse al ataque de esa hermosa hembra. No sea que por mala suerte del destino alguien se me adelante.

Cuando me levanté de mi asiento para ir en su búsqueda, sentí como el alcohol ya estaba haciendo estragos en mi sistema. Había bebido de más al parecer, pero aun así todavía estaba cuarenta por ciento sobrio y eso basta para mí. Nadie cometería alguna estupidez ese estado.

Me voy acercando a ella como si fuera un depredador tras su presa y al verla dándome la espalda, posiciono mis manos en sus caderas atrayéndola de un solo movimiento hacia mí. Ella por la repentina acción que acabo de hacer, se voltea de inmediato y es ahí cuando sus ojos chocan con los míos. Dejándome ver los ojos más veo hermosos del mundo y no sé si es el alcohol en mi sistema el que está diciendo esto, pero esos ojos de color verde olivo me hipnotizaron.

Llevo mis labios cerca de uno de sus oídos y en forma de susurro solamente digo unas palabras. Las cuales hacen que su piel se estremezca por completo, no obstante, yo aspiro su delicioso aroma a flores silvestres y me pierdo en él. 

La suavidad con la que esta mujer ha dicho esas palabras, sin duda me ha puesto los pelos de gallina. No cabe duda de que esta mujer tiene que ser mía y no me importa todo lo que tenga que dar para conseguirlo. Además, por algún motivo siento que ella es la indicada, ella es la mujer perfecta que he estado buscando para aquel el puesto.

– ¿Y qué es eso que quieres pedirme? Pídeme lo que quieras con esa hermosa boca, jamás había deseado tanto besar a alguien – dice recorriendo mi cuerpo descaradamente con sus manos.

– ¿Estás segura? Si aceptas no hay marcha atrás. Antes de hacerte mía quiero que sepas que eres la indicada para hacer esto – dije a escasos sentimientos de su boca.

– Estoy segura, aceptaré cualquier cosa que me pidas.

– ¡Está bien! ¿Quieres casarte conmigo?

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