Rae Brooks desde pequeña soñó casarse, y por fin lo iba a hacer, iba a ser la señora Parker, aunque su vida da un giro, cuando su novio de casi toda una vida la traiciona de la peor manera. Le fue infiel. Esto la llevara a pasarse de copas en Las Vegas, y en donde sus decisiones tienen una consecuencia, en este caso, la conducirá a la cama de un completo desconocido. ¿Sera posible que la vida le de una nueva oportunidad de cumplir su sueño?, ¿o no?
Leer másVeo la invitación en mi escritorio. Me río por lo absurdo que era todo. Lo había hecho a propósito.
Bebo de mí vaso con vodka, el líquido recorre mi garganta, y quema, pero al final hay una satisfacción, que me recorre. Veo como la ciudad, poco a poco se va a apagando, y otro día se había ido.
¿Desde cuándo mi vida se había vuelto tan monótona? Busqué mi teléfono, el cuál tenía rn el bolsillo, y revisé mis contactos. Ningúna de las chicas registrada en mi teléfono, no me encendían para buscarlas, la mayoría ya debía de tener a alguien más, y la sensación de acostarme con alguien después de haberse follado a alguien más.
Mi teléfono sonó, y sin ver quién era, contesté.
—Hijo ¿Cómo estás?—pregunto mí padre.
Suspiré, mi dia había empezado una m****a, y al parecer también iba a terminar fatal.
—¿Qué quieres?
—Necesito que me ayudes.
Era lo mismo todas las veces, él cometía algun error, y yo debía de solucionarlo.
Después de la corta llamada de mi padre, voy hasta la silla para sentarme. Tenía algunos pendientes y quería solucionarlo lo antes posible, pero no pasan ni quince minutos, cuando tocan la puerta y se asoma Mirella, la chica de la limpieza. Era joven y guapa, pero por desgracia estaba comprometida, además era fiel a su chico.
—Señor su hermano lo busca.— dice ella.
En ello, entra el idiota empujando a la chica en el la acción. Miró el calendario en el escritorio, y veo que solo había pasado una semana desde que lo ví.
—No puedes entrar así, no es tu casa.—le reprochó. —No me digas que vienes por más ¿Se puede saber en qué estás metido?
—Lo que yo hago, no es tu problema.— responde volteando los ojos.
—Mi problema, es que estoy arto de verte tu puta cara, y que vengas a exigir.
Este se ríe con sarcasmo. Se acercó al escritorio, apolla sus manos en la madera, y acerca su rostro.
—Tengo derecho a exigir lo que quiera, hermano.— enfatiza la última palabra.
Cuánto odiaba ese vínculo, desde el día en que lo conocí, iba a ser un problema para mí, algo más que mis padres dejaron sobre mí.
—Esta vez necesito más dinero.— dice, mientras se sienta en la silla que está frente al escritorio.
—¿De cuánto estamos hablando?—pregunto.
—De unos 100 mil dólares.— responde tranquilo.
Busco mi teléfono, marcó el número el cuál estoy buscando, y llamó. Tarda unis minutos rn responder.
—Estoy ocupada.
—Tu hijo, el bastardo está delante de mí, exigiendo 100,000 dólares ¿Sabías eso?
—Sí... Lo sé y le dije que tomara todo ese dinero de mi cuenta, tu hermano quiere hacer feliz a su novia, sabías que…
—¡Me importa una m****a! ¿Quién en su sano juicio, pide 100 mil dólares, para hacer feliz a alguien?
—Está enamorado, además…
—Te doy un ultimátum, que sea la última vez o se lo cuento a mi padre, ¿Entendiste?
Silencio.
—Pásame a tu hermano.
Le pasó el teléfono al imbécil, que me mirá con el ceño fruncido. Agarra el teléfono y veo como su rostro cambia. Su mirada esta sobre mí, su mandíbula está tensa, veoe en sus ojos las ganas que tiene de golpearme. Cuelga y me lanza el teléfono que atrapó en el aire.
—Ya veo que te saliste con la tuya— evidentemente esta molestó.
—Siempre me salgo con la mía.
—Dame mi puto dinero, para no verte nunca más.
Busco la chequera, escribo la suma y le pasó el cheque. Toma el papel y verídica la cantidad, luego se gira para marcharse, pero una idea macabra pasa por mí mente.
—¿Tienes novia? Mamá me lo comentó.
Este se gira y veo que tiene el ceño fruncido.
—¿Que es lo que tratas se hacer?—pregunta.
—Vas a elegir, entre seguir obteniendo el dinero, o darme lo que más amas en éste mundo, tú decsues.
Pánico, y horror es lo que veo en su rostro, había tocado una fibra muy delicada para él, y me iba a divertir viéndolo sufrir.
—¡Maldito hijo de…!
No le dejó terminar, porque añado:
—Tienes tres meses, si no cumples, despídete del dinero.
Así fue como comenzó, mí venganza.
Rae. Estába frente a la lápida de Anastasia, dejando un ramo de flores, no había podido venir antes por mis padres, ya que se quejaban de que aun estaba débil, pero por fin estába aquí. Cuando estuve lista fui hasta el coche de Alayha para verla recostada en su auto. —¿Todo bien?—pregunto la rubia. —Si, ¿Nos vamos?—pregunto y esta asiente. Aly maneja por la ruta hacia el aeropuerto y pasa por cada lugar en donde e estado, puedo jurar que en ciertas ocasiones veo las sobras de mí yo del pasado caminando por las calles de New York. Aquí había crecido y soñado pero era tiempo de salir de mi zona de confort. Cuando llegamos bajé mis maletas de la cajuela del maletero, para entrar al aeropuerto con Aly, pero me llevo la sorpresa de ver a los chicos reunidos con carteles de despedidas, juntos a mis padres. —¿Saben que eso ya pasó de moda?—les informo. —Mas vergonzosa sea tu despedida, menos ganas querrás de irte.— dice Rubin,
Gabe.Siempre fui alguien que seguía las reglas, alguien que hacía todo para enorgullecer a mi padre, pero aunque cometiera un error para él seguía siendo su orgullo, porque él amaba a mí madre un amor dependiente y demasiado tóxico, mientras veía como David se esforzará tanto para tener el mismo aprecio que nuestro padre tenía conmigo.Jamás quería que pasará nada de esto, no quería ser CEO, no quería que…. Ella…—¿Vienes?—pregunta Jangger a mi lado. No despegó en ningún momento la mirada de la lápida donde está escrito su nombre.—No…—musito.Jangger se queda a mí lado, sin decir nada. Sabe que todo esto esta haciendo estragos en mí, su muerte. Ella no tenía la culpa de nada.—No te culpes, no es tu culpa… sabes que me tiene
Gabe.Llevaba dos malditas semanas sin saber de Rae, y aun no habían pistas, le había reportado a la policía lo que Adam me dijo pero no era prueba contundente. Lo interrogaron pero tenía una estúpida cuartada. Sabía que él estaba detrás de todo esto, pero esto no lo podía hacer solo así que alguien debía de estarle ayudándolo.Los padres de Rae no hacían otra cosa que llorar y lamentarse por lo que sucedió con su hija, y los entendía pero no podía perder la calma ya que iba a matar a alguien si lo hacía.Mis madrastras estaban aquí, Katy, Martina, Daniela, Farina y Rebecca.Está última no se notaba ninguna expresión en su rostro y era muy típico de ella, si lo hiciera sería algo fuera de lo común.Llegue a pensar que una de ellas podía ser la responsable de esto pero no encon
—Rebecca no es alguien a la cuál le puedes decir que no, siempre sentí que ella no era una mujer cualquiera, por eso cuando Gabe de enteró de todo por fin pude sentir la libertad, pero aunque en mi interior sabía que Rebecca no iba a dejarme tranquila. Por ello comencé a consumir, necesitaba un escapé, quería olvidarlo todo, trataba mal a las personas ya que era mí manera de no derrumbarme. Hasta que conocí a Marco, quise ser mejor persona por mí y por él, llegue a amarlo tanto, sentí que tenía salida de mis problemas, de verdad lo pensé. Se me apachurro el corazón al verla con moretones en su rostro, toda sucia y mal oliente, había pasado más de un mes siendo torturado por Rebecca, y aún así ella luchaba por sobrevivir. —Tenemos que idear un plan para salir de aquí, no podemos quedarnos aquí sin hacer nada.—le dije. —¿Cómo? Me han llevado a una de sus salas cubierta no puedo ver nada, ni siquiera sabemos en donde estamos— dice.<
Esto debía de ser un error, mas la veía y mas me daba cuenta que ella no era lo que decía ser, su rostro de porcelana solo era una fachada de cuan mala podía ser.—Bienvenida cariño.—¿Qué esta pasando?—Nada, solo quiero hablar.— dice Rebecca sentándose en la silla del frente.—No entiendo— esta sonreí y me da escalofríos.—Se que lo sabes.— dice está pero yo sigo sin entender. —Desde supe que Gabe no se había divorciado de ti cuando podía, entendí que ibas a ser un estorbo. Al parecer si lo eres, pero gracias a Dios que eres mas estúpida de lo que parece.Sabía que a Rebecca nunca le caí bien pero no entendía porque era necesario llegar a esto.—¿Tanto me odias?, ¿De verdad era necesario llegar a esto?Esta se ríe y yo me
Llegue a la casa después de estar acompañando a Jangger, me alegro saber que el malentendido se había resuelto, pero sabía que los años perdidos nunca iban a volver. Esperaba que mi abuelo hubiera tenido su merecido, por todo el daño que había causado, a su propio familia. No podía imaginar el dolor que mi tía había experimentado todo estos años. Busco a mí padre pero al parecer debía de seguir en el hipódromo con Gabe, buscó a mi madre y la veo limpiando el jardín, que durante semanas había descuidado. —¿Quieres que te ayude?—pregunto al salir. —No, tranquila ya he terminado. Veo como se levanta de la tierra para tomar la manguera a un lado y regar las plantas. —Jangger ya lo sabe.— mi madre me mira, se ve preocupada y la entiendo. —Lo tomó bien, solo que necesita tiempo para asimilarlo del todo. —Estoy feliz de qué todo esto haya acabado bien, Rea no va a ser la misma pero Jangger se merecía la verdad. —¿El padre de Jangger?—
Último capítulo