¿QUÉ SIENTES POR MÍ?
¿QUÉ SIENTES POR MÍ?
Por: Tatty G.H
PREFACIO

Con una mirada que me heló la sangre, lo vi tensar el brazo y, menos de un segundo después, apretó el gatillo y hubo un estallido, la bala impactó. Asustada me llevé ambas manos a la boca para no gritar.

Matt soltó un aullido de dolor y cayó al suelo retorciéndose de dolor. La sangre de inmediato comenzó a bañar el piso.

—Elaine, vámonos —me ordenó con la mandíbula tensa y una mirada llena de ira contenida.

Pero yo no pude moverme. Solo pude mirar como Matt se sujetaba el costado, mientras su camisa se teñía de un inquietante carmesí.

—¿P-por qué le... disparaste? —murmuré con un hilillo de voz, cerca de entrar en shock.

Julián se guardó el arma y vino hacía mí, totalmente furioso. Me tomó del cuello y me empujó contra la pared, ignorando al chico que agonizaba a nuestros pies.

Jadeé cuando me cortó el flujo de oxígeno.

—A mí me gustaría saber hasta dónde llegaste con él. Me gustaría saber qué haces aquí. Me gustaría que me explicaras por qué hiciste todo esto, porque me empujaste a este punto.

Aunque temblaba de miedo, le sostuve la mirada lo mejor que pude. Meses atrás me había casado con él, aun cuando no lo conocía y me desagradaba, y todo por culpa de mi padre y de un contrato que había hecho con Julián; donde yo era el beneficio que recibiría a cambio de su billonaria inversión en la empresa de mi familia.

Sin opción de negarme, me había casado sin amarlo, dejando atrás a mi familia y al hombre que amaba.

—Te odio... —declaré con dificultad—… Te odio con el alma...

Me había casado con él y soportado humillaciones, burlas y su desprecio por mí, pero a pesar de todo eso, había terminado enamorándome de él. Me había enamorado y fantaseado con que él sintiera lo mismo, o al menos, algo similar.

Mi marido esbozó una media sonrisa cargada de cruel burla.

—¿Me odias, cariño? Por un tiempo llegaste a confundirme, pero con todo esto qué has hecho, déjame repetirte lo mismo...

Y enterrándome los dedos en la garganta, inclinó la cabeza y sus fríos labios rozaron mi oreja.

—El sentimiento es mutuo. Tú tampoco me agradas, pero tampoco pienso dejarte escapar. En el altar te dije que serías mía para toda la vida, y aunque no te guste, así será.

Me dolió el pecho. Había sido patética por él, y él nunca me había amado de verdad. Durante todo mi matrimonio, había pensado que yo solo era un negocio para él; pero la verdad, Julián Ferrer solo me había tomado como esposa por egoísmo, por crueldad y, más que nada, para castigarme por algo de lo que yo no tenía ninguna culpa.

Él me estaba castigando y haciendo pagar por los errores de otros.

—Yo... nunca te interesé —añadí con voz aguda, apenas conteniendo las lágrimas—. Solo te encaprichaste conmigo, solo fue una obsesión para ti...

En respuesta, sus labios dejaron mi oído para deslizarse sobre mi piel, hasta alcanzar mis labios. No le importó que estuviera llorando.

—Así que ya conoces el motivo que me llevó a casarme con una chiquilla como tú.

Me tembló el labio inferior ante su tono inflexivo, no estaba sorprendido ni afectado.

—Lo sé, y no volveré contigo... —logré decir—. Eres despreciable, te aborrezco, Julián.

Su azulada mirada se oscureció, y yo creí que me asfixiaría allí mismo, pero hizo lo contrario. Me soltó y yo caí de rodillas a sus pies, me llevé una mano a la garganta, jadeando y tosiendo sin control. Todo mi cuerpo temblaba.

—¿Qué no volverás? —se jactó pasando por encima de Matt—. El hecho de que sepas la verdad no cambia nada entre tú y yo, nada en absoluto. Así que despídete de tu amigo, Elaine.

¿Hasta que punto llegaría conmigo? ¿Cuanto más soportaría?

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