Jonathan
— Sal conmigo, seamos amantes.
Se crea un silencio profundo y un tanto largo después de que ese sujeto dijera esas palabras, me la he pasado todo el día preocupado en que le abre hecho a Alejandra para que tenga ese comportamiento tan inusual de hoy, a eso sumándole la preocupación porque ha comenzado a dolerle la cabeza y para rematar llega ese sujeto a decir tremenda estupidez que no hace más que despertarme unas ganas increíbles de golpearlo.
Alejandra arruga la frente, pero con esa actitud indiferente y serena de siempre le responde al hombre.
— ¿Estás hablando en serio?.- no hay más que incredulidad en su tono de voz.
— Totalmente, no veo razones por las que no.- ella se deja caer en respaldo de su asiento y observa al hombre frente a ella como si fuera una anomalía, no puedo ver el rostro del sujeto.
— Bueno, en primer lugar estoy casada...
— Eso no es problema, si él se divierte ¿Por qué tú no?
El hombre saca un celular y le enseña la pantalla a Alejandra, su rost