“Vete”Las palabras iban formándose, como sombras, como el retumbar de un tambor en mi oído. Él quería expulsarme, necesitaba sacarme de su cabeza, se sentía invadido.El Zem pequeño no se percataba de que estábamos observándolo.Caminé hacia el Zem adulto, para poder hablarle de frente, hacer que dejara de rechazar mi ayuda.“Largo de aquí”—Déjame explicarte. Ellos querrán ponerte en nuestra contra… —empecé a decir, con los ojos llenos de lágrimas por los nervios crecientes. —Ellos quieren que nos destruyamos porque temen lo que podríamos lograr juntos. Porque temen el alcance de nuestro poder… Tenemos mucho más poder que ellos. Ahora lo sabemos…—¿Y que podríamos lograr? —preguntó él, mirándome desafiante.—NADA.Una voz me interrumpió. Julius hizo su aparición, que dejó sin color los prados de trigo, el campo pareció apagarse, una sombra lo cubrió enteramente. El pequeño niño comenzó a asustarse, temblaba de miedo, aunque no pudiera ver estaba nervioso, sentía la malicia cerca.—N
NarradorCuando Sara volvió a la playa, de vuelta a su consciencia, solo habían pasado unos minutos, aunque para ella hubiera pasado un tiempo extenso. En los planos no se regían las mismas leyes de tiempo.Zem despertó en la gran mansión de Julius. No pudo evitar sentir punzadas de desilusión. Aquel sitio, que antes le había parecido tan imponente, ahora era una sombra de lo que alguna vez fue.Vio a Julius allí, sirviendo dos copas de vino. El cristal de las copas estaba enteramente labrado, con dibujos tan delicados que parecían incluso contar sus propias historias. Eran hermosas, la luz se filtraba en ellas. Cuando Zem la sostuvo, sintió un poco de nostalgia. En ese lugar había pasado varios años y no pudo evitar recordarlos.“Familia.” La palabra resonaba dentro de su mente. Su cabeza le dolía horrores, estaba comenzando a cansarse de lo que el destino le ofrecía constantemente. Trató de despejar su mente de esas tonterías. Después de todo, pensó siempre que Sara era una traidor
NarradorLa isla refulgía en un sol resplandeciente, un calor placentero y agradable. Ese mismo sol iba bañando a los lobos que descansaban a un costado de la playa. Miraban al horizonte, contemplando esa efímera tranquilidad que podía desaparecer en cualquier instante.Tanya acunaba al pequeño Hawk, que estaba dormitando en sus brazos, todavía sin conciliar el sueño profundo. Ella sonreía al verlo, el bebé era tan hermoso, le recordaba mucho a Mark. Era encantador ver un bebé, porque era la mezcla perfecta entre dos individuos. Los lobos consideraban los nacimientos un regalo de la diosa luna, cada bebé era una bendición.Lo miró, pensando en como sería en el futuro. Porque su sangre estaba mezclada, dividida en esos dos grupos tan peculiares. Mark era un alfa, un lobo de sangre extremadamente poderoso y Sara, solo la diosa luna sabía que era. Su linaje era todavía más desconocido.—De algo estoy segura, pequeño. Tú serás más fuerte que cualquiera que haya pisado esta tierra. —dijo T
Llegué a casa buscando esconderme de esa bestia que interrumpió en mi trabajo. Tener que correr por mi vida era por lejos, la sensación más terrible que hubiera vivido. Mis rodillas estaban magulladas por las caídas intentando defenderme para escapar y mis pies, acalambrados por el esfuerzo. Logré llegar a casa con el mas grande de los esfuerzos y algo más de buena suerte. No podía ser lógico que un lobo de ese tamaño estuviera buscándome, tenía que tratarse de alguna clase de pesadilla. La desesperación me invadía recorriendo mis huesos y haciendo palpitar mi corazón de una manera indescriptible.—No te escaparás de mí, Sara. —dijo él, con su voz rugosa aterradora, que me estremeció los huesos.Lo contemplé en total shock, cuando volvió a su forma humana me dejó boquiabierta. Era él, mi compañero de la escuela al que por tanto tiempo ignoré. Estaba completamente fuerte, atractivo, con el cabello azabache y los ojos penetrantes igual de oscuros.—¿Qué es lo que quieres, Mark? —pregunt
No me di cuenta de que me había dormido, pero al despertar, me sobresalté terriblemente. Volver a verme en esa casa extraña y lujosa me hacía creer que era toda una alucinación de parte de mi mente.—¿No te has vestido todavía, luna? —preguntó la voz de una dama al costado de la cama.Yo no había notado su presencia hasta que habló. La mujer debía ser la hermana de Mark, porque la recordaba vagamente de la escuela. Era mayor que nosotros, otra cosa que olvidé.—Tu falta de memoria es preocupante. —observó ella, al tiempo en que extendía su mano para darme las prendas de ropa.Escogí la falda negra y el suéter grueso de lana violeta, me pareció que abrigarme haría que me sintiese mucho más segura. La casa estaba llena de personas que también me despreciaban.—Lo siento, buen día. —saludé, con los ánimos puestos en caerle bien. —Esto es una locura para mí.—Los lobos somos criaturas leales, nadie te lastimará aquí. —La mujer suspiró. —A pesar de lo que has hecho.Tragué saliva, santo ci
La sala era inmensa, un edificio nuevo al contrario de lo que yo pensé. Llegamos en una enorme camioneta azul, que condujo Mark, haciendo que me sentara a su lado. No me dirigió la palabra en todo el viaje, como esperé.Me sentía algo rara con ese atuendo coloquial, debía ser una reunión con personas de alta alcurnia, de lo contrario esta vestimenta quedaría fuera de lugar. El también se veía elegante, su físico era imponente y su rostro, increíblemente hechizante.No abrió mi puerta, no era cordial ni un caballero conmigo. Ingresamos a esa sala extensa tomados de las manos, a pesar de que el seguía odiándome. Las personas allí nos observaban, murmurando por lo bajo. Todos se hallaban vestidos de manera pulcra y perfecta, con los peinados impecables.Saludaban solo a Mark, a mi me ignoraban como si no existiera. El me soltó la mano cuando estuvimos ubicados en una mesa. El buffet ofrecía una amplitud de platillos y pude escoger algo de mi agrado. Me serví los bocadillos de carne de re
Después de mi escena con Susan, era de suponer que su venganza llegaría tarde o temprano. La muy desgraciada rompió mi vestido con una de sus garras. No pensé que en forma humana podría hacer uso de sus garras, pero así fue y por poco quedé desnuda en medio de la multitud.Allí estuvo él a pesar de su odio y me cubrió con su abrigo ante los ojos de los otros invitados. Me aferré a Mark y nos apartamos hacia el vestíbulo.—¿Te encuentras bien? —preguntó él, con menos hostilidad.—No finjas que te importo, se que ella es tu amiga. —dije con furia, la rabia subió a mis mejillas y me dejó de un color rojo el rostro. —Quiero irme de aquí, este sitio es espantoso, todos aquí son viles monstruos.Sentía tantas ganas de llorar, de llamar a mi madre para que me buscara y lo arreglara todo. Quería volver a casa, olvidarme o despertar de este sueño caótico.—Sara, tu no podrás irte hoy ni mañana. Mañana serás mi esposa y estarás bajo mi poder para siempre. —la voz de Mark retumbó en el vestíbulo
—Buenas noches, luna. —dijo la voz de la mujer, esa que me atacó prácticamente el primer día de mi estadía en esta locura.Ignoré todos los saludos de buenas noches, porque portaban una gran malicia, ellos sabían que significaría mi muerte. Lo único que se me ocurrió en aquel momento fue encerrarme en un cuarto, taparme con las mantas y esperar a que se hiciera de día.Busqué ni siquiera asomar la cabeza, porque el temor me dominaba. Creía que entrarían por esa puerta miles de lobos dispuestos a asesinarme y Mark, no haría nada al respecto. El me rechazaba y despreciaba tanto que mi muerte podría incluso alegrarlo.Alguien llamó a la puerta.—¿Estás ahí, luna? —preguntó una voz más suave y apacible.Me extrañó aquello, no identificaba de quien provenía la voz exactamente.—He venido a protegerte de los demás lobos, me ha mandado Mark. —dijo ella, tenía un tono agudo, casi infantil.Dudé en si abriría la puerta, no confiaría a ciegas en alguien solo porque decía querer protegerme. Me q