Conviviendo con el monstruo

Después de la boda, una vez estuve marcada por el alfa, me llevaron hacia mi iniciación. Era un salto brutal en mi vida, ver a tantos lobos aullándole a la luna y rindiendo sus respetos. Me pregunté si en realidad me protegerían o si conspirarían contra mí como los hermanos de Mark dijeron.

Mark me tomó de la mano, en su forma humana, mirando a los lobos a su alrededor. Tomé impulso para seguir caminando por esa multitud de animales enormes, sedientos de sangre.

—Luna. —decían todos, al unísono casi, con la voz ronca por los aullidos.

Divisé a la manada de mi esposo, que aullaba con recelo, podía notarlo. Ellos no me querían en su familia y no lo harían jamás. Yo era culpable de algo, algo que no recordaba ni me parecía cierto, pero ellos lo creían con fervor. Algún día sabría de lo que se me acusaba, estaba segura de ello.

—Esposa. —murmuró Mark a mi oído.

Era como ver a un ángel disfrazado de demonio, el rostro de Mark era perfecto, siniestro y oscuro al mismo tiempo. Sus rasgos var
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