Capítulo 40:

—Valeria, ya está bien. Pareces perro con pulgas —Penélope alzó las manos al cielo como si pidiera paciencia cuando la vio hacerle caso omiso a sus palabras y volver a caminar de un lado a otro como ya había hecho un centenar de veces.

—¿Y si no viene?

—Para casi matar al tipo hace unos días y despotricar contra él a la mínima oportunidad, te veo de lo más interesada.

—Me estoy comportando como una idiota.

—No, cielo. Estás ilusionada. Y eso no es algo malo. Además no olvides algo —esperó que su amiga detuviera su andar y la mirara y habló—. Él siempre estuvo interesado en ti. Además nada más tendrá que verte. Estás para matar.

Valeria sonrió ante las palabras de su amiga. Con semejante apoyo no hacía falta nada más. El día antes cuando habían salido del hospital, Noah le había llamado a un taxi, después de intercambiarse sus números de teléfono y decirle la dirección de su residencia.

Se había vestido para la ocasión. Aunque todavía sentía resquemor en sus rodillas. Se había puesto
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