16. No es negociable
Duncan y Megan habían quedado en una pose un tanto picante, así que de inmediato se sentaron y reacomodaron las almohadas, — ¿Si abuela? — , dijo Duncan abrazando a su esposa por la espalda para disimular y beso el área sensible de su cuello lo que la hizo estremecerse.
— Escuchamos una pelea y pensamos mal, ¡qué vergüenza!
— Estábamos jugando abuela, disculpe si lo hacíamos en voz alta — , dijo llevando las manos de Megan a su boca y aquel roce mi madre, hasta los vellos de los brazos le erizo.
— Esooooo primo, ya sabemos porque estabas desesperado por irte, tranquilo ya vamos a dejarlos para que puedan volver a lo que estaban.
Una vez cerraron la puerta se separaron de golpe, Duncan se levantó a colocar el seguro para que ningún otro curioso entrara y continuo la discusión entre susurros, — Megan, no voy a dormir en el piso te dije,
— Está bien, pero voy a hacer una barricada entre nosotros, pásame todas las almohadas y sabanas que pueda para colocarla entre nosotros.
— Ni que fuera