Respecto al recuerdo de aquel día, ya había olvidado la mayor parte, pero recordaba profundamente las palabras que Diego había dicho, así como la memoria que había pasado como un destello por su mente al ver esa captura de pantalla.
Ella sabía que había sido ella quien, borracha, se había abalanzado sobre él, pero bajo los efectos del alcohol, ¿cómo podría haber tenido cordura?
—¡No abuses tanto! ¡Ya te di el dinero!
La enorme sensación de opresión hizo que Leticia mirara sin poder hacer nada a Diego, quien la observaba desde arriba con superioridad. El significado en esa mirada claramente expresaba sus intenciones.
Leticia se aferró al suelo, sus dedos también dolían en oleadas.
—¡Déjame ir!
—¿Dejarte ir? ¡Ni lo sueñes! —Diego la arrastró violentamente hacia atrás.
A Leticia solo le quedaba el arrepentimiento. Casi nunca iba a bares, ¡pero esos días de desenfreno en el bar la habían llevado a pensar en ir a emborracharse!
—¡Si te atreves a hacerme daño, el resto del dinero no verás ni