Antes de entrar, un hombre vestido de traje negro salió cargando a una mujer, con expresión increíblemente fría.
—¡Sisi!
—¿Cómo está? ¿Le pasó algo?
El guardaespaldas detrás de Marcos lo empujó violentamente. Marcos solo lo miró fríamente:
—No está muerta.
Daniel se interpuso frente a él:
—Yo me la llevo.
—Ja, qué ridículo, ¿con qué derecho dices eso? ¿Por qué no contestaste cuando te llamó? —dijo Marcos burlonamente.
—Eso fue porque... —Daniel se quedó sin palabras.
El guardaespaldas pasó a su lado, cargando a Vivian en brazos.
—Sabes que ahora la única que puede salvar a Vivian es ella, ¿aún quieres llevarte a Vivian? —dijo Marcos sin expresión.
—Lo siento, fue mi descuido —Daniel bajó la mirada.
Marcos se burló:
—Entonces no digas esas promesas frente a mí, y además, ¡no vuelvas a aparecer frente a Sisi!
Con firmeza cargó a Silvia y subió a su auto, los guardaespaldas bloquearon los pasos de Daniel que quería acercarse.
Antes de irse, Marcos le dejó unas palabras maliciosas:
—Debes