Silvia miró a Lucía que estaba llena de preocupación por ella, se sentía impotente y tuvo que explicarle pacientemente: —Lucía, ya que estoy dispuesta a divorciarme, eso significa que he dejado mis sentimientos por Carlos, no pretendo estar soltera por el resto de mi vida, pero es cierto que por el momento no he conocido a nadie que haga que mi corazón vuelva a latir con fuerza.
Lucía soltó un “de acuerdo” y respiró aliviada.
Pero cuando pensó que ni el guapo Sr. Daniel podía atraer a Sisi, no entendía cómo esta se enamoró de ese bastardo de Carlos.
......
Como tenía que trabajar al día siguiente, Lucía no se quedó mucho más, la ayudó a recoger la mesa y se volvió.
Silvia madrugó al día siguiente.
Durante esos años de matrimonio con Carlos, los Ferrero le había pedido que se quedara en casa a cuidar de la familia, pero ahora que volvía a trabajar, no podía evitar saltar de alegría.
La escuela no estaba demasiado lejos de su apartamento, podía llegar caminando hasta la puerta de la escu