Fátima escuchaba cómo Roberta insinuaba que Silvia había usado su intimidad con Daniel para manipularlo.
Las dos mujeres criticaban por ambos lados cuando Carlos llegó del trabajo.
—Carlos, ¿por qué los Caballero no nos han enviado invitación esta vez? —preguntó Roberta.
El rostro de Carlos se ensombreció.
—¿Cómo te atreves a preguntar? ¡El asunto de cuando calumniaste a Vivian aún no está resuelto y todavía quieres invitaciones!
Leticia respondió con resentimiento:
—Somos los Ferrero de Alucia.
—¡Basta ya! Frente a los Caballero, realmente no somos nada. Después de lo que le hiciste a su hermana, deberíamos estar agradecidos de que no hayan tomado represalias contra nosotros. Aunque Daniel no haya dado órdenes directas, ya hay varias empresas que quieren terminar su colaboración con nosotros. Apenas he podido arreglar este desastre, ¡no me causes más problemas! —espetó Carlos con frialdad.
Leticia no se atrevió a seguir hablando. Su rostro palideció; no tenía ni idea de que las cosas