Capítulo 112
Un vaso de cristal cayó al suelo, y el sonido de vidrios rotos sobresaltó a ambos.

Silvia, alarmada, levantó la mirada. Vivian permanecía inmóvil, con los ojos y la boca muy abiertos, mirando fijamente la pierna hinchada y enrojecida de Silvia.

— ¿Vivi? —llamó Silvia suavemente.

— ¡Ah! —Vivian gritó repentinamente y se cubrió los oídos, como si estuviera viendo algo aterrador, y comenzó a retroceder con pánico.

— ¡Socorro! ¡Ayuda! —gritaba angustiada.

De pronto, empezó a reír:

— ¡Aléjense! ¡Aléjense! ¡Fuera de aquí! ¡Ayuda! ¡Silvia, no!

Hablaba de manera incoherente, como si estuviera frente a demonios.

Daniel, con el ceño fruncido por la preocupación, se acercó rápidamente a Vivian para intentar controlarla:

— Vivian, soy yo.

Pero la voz masculina pareció despertar los recuerdos más aterradores en Vivian, quien comenzó a resistirse frenéticamente, con el rostro cubierto de lágrimas y mucosidad.

— ¡No te acerques! ¡Aléjate! ¡Ayúdenme!

Murmuraba palabras sin sentido, completamente ilógi
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