Somos una maraña de pensamientos y emociones que nos conducen al otro irremediablemente.
Nuestros labios se enlazan en un beso maravilloso.
Mágico.
Especial.
Es tan distinto a los otros que hemos tenido a tal punto que no sé cómo explicarlo.
Sí.
Es pasional.
Intenso.
Salvaje y dulce al mismo tiempo.
Pero... hay algo más.
Nuestras almas están desnudas incluso antes de que lo sepamos.
Nuestro aliento choca entre sí.
Su lengua penetra mi boca marcándome a fuego.
Dándome todo lo que ansío.
El verdadero placer de su boca.
Mis manos se clavan en su nuca acercándolo cada vez más a mí.
Nuestros ojos están cerrados pero aún así puedo ver su alma.
Leo se separa de mí sin ir demasiado lejos para mirarme a los ojos con firmeza.
Examinándome.
Estando al pendiente de mí.
-Melissa, si quieres que detengamos esto -me dijo mirándome directamente a los ojos haciéndome perderme en los suyos.
-No quiero eso Leo, no hoy -aclaré y vi la indecisión en su mirada.
Como si dudara de que pudiéramos hacer esto p