Una semana pasó, y era el gran día, la boda de Jean Carlo y Claris Mariscal.
Julianne caminaba de un lado a otro, sentía la impotencia de sentirse con una mordaza en su boca al no decir nada a su hermano.
-Tengo que ver cómo hacer para que Amalia hable. Carlo no puede casarse con Claris Mariscal estando Amalia esperando un hijo suyo.
Salió de su habitación y fue a la de Amalia, tocó y no recibió respuesta alguna, abrió la puerta y no encontró nada, Amalia se había marchado de la mansión.
Amalia muy temprano aprovechó la distracción de todos para poder salir de la residencia y marcharse lejos.
-Pero hija no podemos irnos así sin decir nada, no se, la señora Julianne que se portó muy bien con nosotras.
-Abuela, no puedo soportar ver al padre de mi hijo unir su vida a otra mujer, no lo soporto.
-Pero no le dijiste nada, el no sabe nada.
-Amalia, la abuela tiene razón, tienes que decirle y entonces veremos qué tan miserable es.
Amalia se giró a donde estaba Laura.
-No Laura Aurora, él mil