Dante Edwards.
Tomo mi llave y salgo corriendo hacia el pasillo. Con los nervios que cargo encima no tengo paciencia en esperar el ascensor y bajo las escaleras como un verdadero demente.
Una vez abajo, arranco la camioneta y salgo a toda prisa hacia la casa de la abuela de Lissy. Necesito explicarle todo, decirle por qué lo hice y que callé solo para no dañarla.
En el camino llamo a Marcos y para entender todo este meollo pregunto si vio algo extraño cuando siguió a Lissy.
—Ella se reunió con la señora Andrea en el estacionamiento del edificio —dice en la alta voz del celular y caigo en cuenta de lo que pasó realmente. —Hablaron por unos breves minutos y luego ella y su amiga subieron.
—¡¿Por qué no me informaste de eso?! —vocifero golpeando mi volante en el trascurso.
—No vi nada sospechoso, Señor Edwards,