3- Un acuerdo

VERA

- ¿Qué es esto? Porque no se me ocurre nada que pueda ser tan difícil como para que no podamos estar juntos- necesito que me explique, porque si le importo, si me ama, no existe motivo para que estemos separados.

- Vera... Yo... Yo tengo un tumor cerebral.

- ¿Qué? - no logro procesar la información.

- Lo que escuchaste, estoy enfermo y... no quiero arrastrarte a esta m****a. - Mira sus manos afligido.

No puedo creer que crea siquiera que lo mejor es estar separados.

- Morris, yo te amo y lo sabes - tomo sus manos entre las mías - ¡Por dios! ¿Cómo se te ocurre sacarme de tu vida así? Por algo que es mi decisión si quiero estar o no en esto - levanta la vista y sonríe de lado - No me importa, ¿Lo entiendes? No me interesa lo que tengas, yo me quedo aqui contigo y de esto salimos juntos - Sus ojos se llenan de lágrimas y lo abrazo - ¡Por dios amor! Yo... yo como una tonta pensé que ya no me amabas, no sé, pensé tan mal, no necesitas cuidarme, a mi no me importa pasar por lo que sea para que estemos juntos - Se separa mientras me toma de las mejillas y me besa. Juntos somos más fuertes, lo sé.

Veo a Morris levantarse saliendo de mi nube de recuerdos, parece que fue ayer que me lo dijo.

- ¡Déjame que te ayude! - Morris niega y se levanta con el suero en la mano para ir al baño.

- ¡Aún puedo levantarme solo, no te preocupes! - Sonrío, pero por dentro me duele verlo así.

Quimioterapia, vamos por la cuarta sesión, quieren ver si el tamaño de su meningioma diminuye, el cual se encuentra presionando su hipocampo en la zona frontal, es muy riesgoso operarlo y nadie quiere hacerlo, tiene que hacer al menos 8 sesiones de Quimio y analizarán si lo operan.

Un mes de análisis y un mes de Quimio, seguimos acá. El tumor crece rápido, es como si supiera que queremos que se achique, porque crece más de lo que el tratamiento lo disminuye.

- Hoy no vino Jacob - menciona Morris sentándose de nuevo en su asiento.

- Es verdad, que extraño - Jacob es un hombre de la edad de Morris más o menos, tienen el mismo problema y ambos empezaron a tratarse con 1 mes de diferencia. - Le preguntamos a la enfermera cuando venga - Sonrío y tomo su mano. - ¿Cómo te sientes?

- Cansado, pero es normal ¿No? - asiento dudosa.

- Si creo que sí- esto me preocupa, que él no mejore me preocupa.

¿Y si nadie quiere operarlo? ¿Qué nos queda? ¿Esperar lo peor?

Veo pasar a la enfermera y le hago una seña para preguntarle por Jacob.

- Hola buen día, ¿Le hago una consulta? Él hombre que se trataba con Morris, Jacob se llama, ¿Se cambió de horario? - La enfermera me mira afligida.

- Lo lamento mucho, él falleció ayer por la noche, su tumor crecía más de lo que disminuía y su cerebro no resistió la presión- ¡Ay por dios!

- Gracias por decirme y... - suspiro - ¡Que triste! - La enfermera sonríe con pesar y se va.

No puede ser, ayer estaba bien, hacía el mismo tratamiento que Morris, acaso ¿Eso es lo que nos espera?

Miro a Morris que esta pálido por la noticia.

- Lo sé, esto no está funcionando lo se amor y yo... - suspira mirándome a los ojos con tristeza - ¿Qué haremos?

*****

- Te ves mejor Morris - Sara la mamá de Renata vino a hacerle una revisión a Morris, según ella para confirmar cómo avanza el tratamiento, raro porque no trabaja en este hospital.

Morris solo le sonríe, está débil, cansado y nada está funcionando

-¿Vera, hablamos afuera? - Sara, se acerca de modo que Morris no escuche y asiento.

- Morris ya vuelvo - él asiente con una débil sonrisa.

Necesitamos una solución ¡Urgente!

- ¿Qué sucede Sara? - pregunto inquieta y ella solo me observa como si me analizara.

- Existe la posibilidad de curar a Morris – la miro asombrada – Es genial lo sé, con Gregorio mi esposo que sabrás, es neurocirujano comenzamos un estudio clínico para extraer tumores como el de Morris, los cuales ya hemos extraído con éxito 10 – de repente la esperanza crece en mi interior.

- Eso es increíble no puedo creerlo, yo… no sé qué decir – ella levanta su mano para silenciarme.

- Yo diría que esperes para emocionarte Vera – la miro confundida.

- No entiendo, ¿Hay alguna traba? – ella mueve la cabeza a los lados dudosa.

- Una pequeña – con su pulgar e índice hace una seña de medida – tú – me señala y no comprendo, será que soy lenta porque no entiendo.

- Lo siento Sara, estoy bajo algo de estrés y no estoy con todas mis luces prendidas- ella resopla y rueda los ojos.

- A veces sos algo tonta, pero no importa, yo te explico- no me gusta el tono que usa – Yo tengo una hija preciosa y estoy cansada de verla sufrir por amor, así que vamos a hacer un pequeño intercambio – mi cara de desorientación debe ser notoria porque ella rueda los ojos – Lo sé, estás algo confundida, voy a ser más directa – respira y me mira con una sonrisa muy cínica – Quiero de abandones a Morris para que Renata tengas una oportunidad con él.

- ¿Perdón? - ¿Acaso ella acaba de escuchar lo que me pide?

-Lo que escuchaste Vera, que yo, la cual soy jefa y directora del análisis clínico, soy la única que puede aceptar a Morris para que se haga la operación y encima la haremos en tres días – quiero hablar pero pone su mano para que no lo haga- Solo si, tu prometes, dejarlo y desaparecer para siempre - ¿Cómo puede pedirme algo así?

- Nunca, yo lo amo, voy a hablar con Gregorio y…

- Y yo le voy a decir que Morris no puede entrar al estudio clínico inventando cualquier excusa que nadie podrá refutar porque soy la neuróloga encargada – no sé qué responder, esta mujer ¿Está loca o qué?

-Pero hablamos de la vida de Morris y Renata…

-Si mi hija quiere ser idiota que lo sea, pero yo velare por su bienestar, y no me vengas con que él la ve como familia, porque estoy segura que mi hija es hermosa solo que con vos dando vueltas nunca tendrá una oportunidad – no tengo con que responderle, esto.. Esto es...

-Tú decides, ¿Morris vive o muere? – la miro al borde del llanto, no puede estar hablando en serio, yo… esto es una decisión muy cruel, muerdo mi labio inferior tratando de pensar que decidir, pero creo que la respuesta es obvia.

¡Yo lo amo demasiado!

-Acepto – siento las lágrimas mojar mis mejillas.

-Perfecto, voy a contarle la buena noticia – sonríe emocionada y no logro entender la frivolidad de esta mujer – Una cosa más, se clara, no vayas a dejarlo con una carta y que crea que te han secuestraron otra vez – entra dejándome en un mar de lágrimas y siento como mi estómago se revuelve.

Corro al baño y dejo lo poco que comí en el. ¿Cómo voy a hacer esto?

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