77. Ruego.

Aunque lo intentó, ninguna de las menores se quiso mover o, peor aún, retirarse. Cuando miró que ya pasaban de las ocho de la noche, suspiró. El doctor había venido y las enfermeras lograron controlar la presión que se había agitado en Sunny ante el despertar de sus emociones. Se esperaba, sin duda, que fuera un poco complicado para ella ubicarse en tiempo y espacio, pero debía vivir el momento en el hospital para poder controlar lo que pudiera alterarse.

Ya para ese momento, las visitas fueron controladas por orientaciones médicas y, si bien Lorenzo también quiso protestar y quedarse con su padre, Raymond se mantuvo firme, indicando que debía volver a casa con su abuela y por la mañana regresar y llevarle ropa. Cuando la puerta se abrió, todos vieron a los Gray salir; Raymond apretó los labios al ver a Darcy y luego a las niñas.

— Creo que pueden pasar. Iré a dejar a mi madre e hijo a la estación.

— No, no, Charlie los llevará —indicó Darcy con rapidez
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