Mundo ficciónIniciar sesiónDesde que tengo uso de razón, he sido la primera en todo incluyendo ser la número uno en todos los cursos de todos mis años de estudio. Eso era hasta que mi escuela fue cerrada y todos los alumnos fuimos tranferidos a otra. En ese momento me daría cuenta que no era ni buena ni la primera en todo. Especialmente en mi materia favorita, química. -Los neutrones y protones se atraen por ser opuestos. Eso es química.- Sonrió él de lado. Frustrada decidí ignorarlo. -Admitelo, tenemos química.- Esa fue la gota que derramó el vaso. Irritada me levanté del asiento dando un sonoro golpe en la mesa. -¡Tú y yo no tenemos química!- exclamé y ahí comenzó todo.
Leer másAtizo la madera que está a punto de volverse en carbón. Las bajas llamas, casi muertas, parecen revivir durante un efímero momento. Suspiro y dejo caer el palo. Tanteo el suelo en busca de lo que necesito, pues la luz anaranjada no llega hasta donde se halla. Esbozo una sonrisa. Lo agarro con cuidado y examino la carne envuelta en hojas de palmeras casi secas. Empiezo a pincharla con alargadas ramas y luego la posiciono en lo alto de la fogata. Con ahumarla será suficiente.
Recojo mis piernas y cuento los segundos que trascurrirán para que ya esté hecha, no es como si fuera mucho. Además, mi estómago está tranquilo, pero si me acuesto sin comer nada mañana amaneceré con alguna enfermedad y es lo que menos deseo. Le echo un vistazo al mundo que está fuera de mi caja de metal; ya no hay contaminación como para que las estrellas sean tímidas y brillen para escandalizar. Giro la carne con la cabeza ladeada. Quizá si consigo sal podré disfrutarla mejor. Alcanzo mi libreta, hojeo las páginas amarillentas y doy con lo que necesito. Leo las instrucciones que fueron garabateadas con celeridad. A duras penas se entiende el párrafo.
Consigue gramíneas, tienes que hervirlas por cierto tiempo. Te darás cuenta cuándo parar. Obtendrás sal vegetal.
Hago una mueca. Son difíciles de conseguir, mas posible. Sin embargo, dudo mucho hacer una aventura para hallar aunque sea una.
Otra opción es evaporar el agua de un manantial o del mismo mar, así podrás obtener sal marina o de manantial, pero has de saber que no sabes cómo hacerlo, quizás experimentando logres resultados. ¿A qué temperatura tendrá que hervirse?
Tacho con el viejo lápiz esta opción. Hay un manantial a unos cuantos kilómetros, seguro mañana podré ir por esa agua y tener lo que deseo. Guardo la agenda en mi mochila ya roída por el tiempo y amarro un viejo trapo en una de sus astas. Temo que se rasgue como anteayer. Vuelvo a picotear las ascuas. Al ver que la carne ya está rostizada y en buenas condiciones para ser consumida, la quito de las ramas y la devoro con cuidado. Pese a que está caliente, a duras penas percibo la quemazón. Vuelvo a contemplar las afueras. Vacilo un poco, pero a lo último me incorporo, piso el fuego y cruzo los portones. Me rasco el muslo y aspiro. El olor a arena no me es agradable.
El leve sabor de la carne, más sanguinolento por la falta de condimentos, permanece durante un buen rato en mi boca mientras camino cerca de algunos árboles que sufrieron tanto daño… que lograron aguantar. Esquivo ciertos escombros. No puedo caminar con tanta libertad, pero sí mantengo con las alarmas encendidas. Con los sentidos aguzos percibiré cualquier cosa que atente contra mi vida. Rechino los dientes al posarme frente al edificio que ya está más que deplorable. Solía ser un teatro, lo recuerdo muy bien, pues vendían al otro lado de la acera unas deliciosas palomitas. Las personas se aglomeraban alrededor del puesto sin importar la incomodidad de los transeúntes o los autos cercanos. Algo debía echarle al maíz el vendedor, dado que eran peculiares.
Pestañeo e intento rememorar más. No obstante, solo puedo capturar ciertas memorias, las demás están estropeadas.
«Perderás el tiempo si intentas rememorar. Mejor da media vuelta».
Regreso mis pasos. Uhm, cuanto me gustaría tener una muda de ropa o unos zapatos más cómodos. Los portones rechinan cuando los cierro y la oscuridad del container se vuelve más agresiva. A duras penas logro no tropezarme con los objetos que suelo acumular. Doy con las velas y la caja de fósforos. No demoro en encender las mechas. Con todo iluminado, me acerco a un asiento de madera en la esquina al lado de mi intento de colchón y cojo las cadenas que reposaban en él. Cuadro los hombros. Paso el metal casi oxidado por las agarraderas de las puertas, lo aseguro lo más que puedo, busco en mi bolsillo el candado y lo pongo. Me limpio el sudor de la frente al retroceder. Entonces lo oigo, ese aullido extraño en la lejanía, no como el de un can, es de algo peor, tal vez enfermo, gorgoteante, lastimero y con rabia contenida. Parece una bestia, quizás es algo peor. A este grito lastimero se le suman otros más. Se orquesta una letanía al cielo. Espero. Sé que rasguñarán mi vivienda, eso ya es algo común. Aprieto los puños para evadir el temblor. Mis piernas se tornan trémulas y doy un traspié.
Con cuidado me siento en la cama con los pies cerca del carbón metido en un balde de acero, ese que me sirvió para azar la carne. Junto los párpados, atraigo alguna melodía extraña e ignoro el pasar de las uñas, ese rechinido metálico que te pone los vellos de punta. Sacudo la cabeza. No. Nada podrá alivianar sus presencias. Jadeo y me hago un ovillo, abrazo con fuerza mis piernas y espero a que se cansen.
Pasa una hora y por fin se alejan, aunque sé que estarán atentos. No dejan que la fe se largue, puesto que saben que en algún momento por azares del destino tendré que salir con ellos allí, expectantes por verme. Aprieto el mango de mi hacha aún atada a mi cintura como si de este modo pudiese sentirme con más seguridad.
«Se irán, se cansarán y, al amanecer, ya no estarán».
Pov's Michael—Desde el día que conocí a Charly Wilson mi mundo cambio por completo. En el momento que llegó a golpear mi espalda para luego anunciar que no era su culpa me hizo darme cuenta que era una chica problemática.Aún así mi corazón latió por ella como loco.Tiempo después cuando la vi parada frente a su casillero el primer día de clases de la secundaria, supe que ella estaba destinada a mí.Por más que peleara conmigo solo hacía que me atrayera aún más. Adoraba sus gestos, sus mejillas sonrojadas, su tartamudeo al llevarme la contraria, sus sonrisas, sus ojos brillantes, sus manos delicadas y suaves, su inteligencia y fidelidad a sus amigos.Cielos, me había enamorado como un tonto.Aun así, pasé tiempos difíciles intentando confesarme ya que nunca lo había hec
Michael se sorprendió al ver que Becca Carson, una antigua amiga, trabajaba con él.Becca había sido una chica muy divertida, amable y amigable conél y los demás, especialmente con Elliott pero de un día para otro, ella comenzó a evitarlos.Los chicos decían que no era así, probablemente era porque no compartían muchas clases juntos y que la popularidad de los Drram Boys crecía y a Becca no le gustaba llamar la atención.Pero Elliott y él sabían que no era así.Sin embargo, le dieron su espacio hasta que ella fuera capaz de hablarlo.Ahora se encontraban trabajando juntos y no podían envitarse.—¿Desde cuándo comenzaste a trabajar aquí?— preguntó Michael luego de ver que ya no había tanta clientela.Aprovechó al ver que Becca estaba sola en la barra.—Hoy— respon
Dos meses antes de comenzar el segundo año de secundaria...Había una escena atemorizante que dejó perplejo al señor B.Su hijo tenía en su mano una pelota de fútbol, su bat favorito estaba roto a la mitad justo al lado de Michael.Jake, André y Elliott veían aterrados la situación.-¡Michael Beck!- los cuatro tragaron duro al mismo tiempo. -Ven a mi oficina ahora.Michael miró a sus amigos mientras estos se reían debido a su tragedia.Ellos sabían que nadie lo había mandado a jugar fútbol americano en la sala de su casa, se lo advirtieron y no hizo caso.Michael sacó el dedo del medio a sus amigos y luego su padre lo miró bastante enojado.Una vez en su despacho se sentó.-Esto es suficiente Michael. ¿Dime cómo pagarás el daño?- se encogió de hombros.-Supongo que compraré uno nuevo.-¿De dónde sacarás el dinero?-¿De mi mesada?- el señor B se carcajeó.-Olvídalo, consigue el dinero tú mismo.-Okay.-¿Okay?- Michael asintió.-Encontra
—¿Escuchaste?—Sí, los Dream Boys están en nuestra universidad.—Dicen que son muy guapos.—E inteligentes—La novia de Michael Beck también estudia aquí.—¿Será bonita?—¿Eso importa? Es una chica suertuda.—Dicen que terminaron.El campus universitario era un caos. La población estudiantil estaba emocionada por tener a los cuatro chicos mas guapos y famosos de la ciudad estudiando junto a ellos.En la entrada, Michael y André se encontraban charlando verificando su horarios.—Salgo una hora más tarde.— André hizo una mueca.—¡Oye! ¿Desde cuándo haces tantas muecas?— se burló Michael. Recibió un golpe muy fuerte en el brazo. Olvidaba que no debía molestarlo. Sus golpes eran poderosos—¿Has hablado con Charly?— Michael negó con la cabeza. —Ya hay rumores de que ustedes terminaron.—No es nada amigo, debo irme.—Claro— ambos se despidieron y siguieron su camino.(...)—¡Becca!— Charly corrió al ver a su amiga frente a su salón. &n
La competencia estaba por comenzar, la secundaria nos había proporcionado chaquetas estilo deportivas, unos pantalones caqui de vestir y camisas polo color blanco para la competencia.Cada pieza de ropa tenía el emblema del instituto.Mis padres me habían dejado en la puerta de entrada mientras ellos iban a estacionar el auto y a buscar un lugar entre el público.-¡Charly!- la voz de Anna me sorprendió por completo. -Tranquila tigre, soy yo- asentí riendo. -¿Estás nerviosa?-¡Por supuesto que sí! ¿T-tú no?- se quedó en silencio por unos segundos.-¡Claro que sí! ¿Quién no lo estaría? Después de todo es una competencia muy cerrada, pero confío en nuestro equipo.-Yo también lo hago- asentí.Ambas nos tomamos de las manos y entramos al salón.Los del Staff nos guiaron hasta donde estaban los demás concursantes, habían varios institutos y debo decir que muchos de los participantes se veían intimidantes.-¿Sabes a qué hora llegarán los chicos?-Michael vien
Michael y yo nos habíamos inscrito finalmente a la competencia de química, lo hicimos junto a Gavin y una compañera de él llamada Anna. Sorprendentemente Gavin era muy bueno en química.La competencia era en equipos por lo que debíamos prepararnos como uno.Teníamos exactamente dos semanas para dicha competencia.Este evento era algo como un decatlón, competiríamos con varios institutos y los ganadores serían llamados como pasantes en la carrera que querríamos solicitar para fin de año.La verdad, era una gran premio.—¡Chicos!— la sonora voz de Becca hizo que nos alertaramos.Estábamos en el patio con los Dream Boys informando nuestros avances respecto a la competencia.—¿Qué sucede?— preguntó Jake divertido.—He. Recibido. La. Fecha. Para. El. Baile. De. Invierno— su agitada respiraci&oacut
Último capítulo