DAVIEN;
Mi feroz gata estaba asustada.
Podía sentirlo en mis huesos a pesar de sus duras palabras.
También sabía que podía confiar en ella para que me sanara si Daniela terminaba matándome. Diablos, también sabía que lo primero que haría si Daniela me mataba sería quitarle la vida antes siquiera de pensar en revivirme.
"Recuerda, Davien, hacer pasar a Katie por el dolor insoportable de perderte hará que pierda el control sobre sus lobas. Si dejas que ella te mate porque no quieres matarla, el alma de Katie podría dividirse en dos antes de que tenga la oportunidad de salvarte", dijo Dolf, diciéndome las mismas palabras que me había dicho repetidamente desde la noche anterior.
"Tu muerte es equivalente a la muerte de Katie. Por lo tanto, no puedes morir. No te dejaré morir." Gruñó Dolf.
Sí, pero tampoco podía dejar morir a Daniela... no si yo fuera su asesino.
Aunque no tengo intención de morir hoy, tampoco mataría a mi hermana. Por eso tenía muchos planes para que aceptara la derrota