La noche anterior.
Punto de vista del autor;
Anges grito cuando alfa Rastus penetró en su cuerpo. Arqueándose debajo de él, Agnes intentó escapar del dolor intenso que la desgarraba, pero no tenía adónde correr.
Sus dedos arañaron los de él para que lo soltara, empujando, luchando.
Ambos estaban ya en la amplia cama.
—Realmente me duele —dijo con voz entrecortada y temblorosa.
—Lo siento, lo siento —dijo con sentimiento de culpa, besando las lágrimas que corrían por su mejilla
El se apartó, se mantuvo quieto sobre ella, tenso por la contención.
—Estoy completamente dentro ahora. Dejará de doler pronto.
Era el tipo de dolor que se siente al clavar un cuchillo ardiendo en una herida abierta, pero poco a poco comenzó a desaparecer
Ella sintió su tensión, el esfuerzo que le tomaba no moverse, darle tiempo para adaptarse
—Muévete. Ahora estoy bien —dijo con voz ronca.
Alfa Rastus hizo girar las caderas lentamente, con cuidado de no lastimarla más con movimientos sutiles para probar su pre