Punto de vista del autor;
¿Cena?
¿Cómo podría importar?
¿Cómo es posible que allá pensado e una intimidad rápida y sin palabras bajo las sábanas para saciar la parte de ella hambrienta de su toqué? Lo que ella siempre habia conocido.
Pero alfa Rastus tenía otros planes.
La forma en que sus ojos la devoraban mientras la llevaba sin esfuerzo a través de la sala la ponía nerviosa.
Nerviosa, como si hubiera caído en algún tipo de trampa.
Pasó junto a la mesa hasta su escritorio de estudio y la colocó sobre él.
—Ponte a cuatro patas —ordenó, dando un paso atrás.
Agnes lo miró con los nervios revoloteando en su pecho.
—Umm... pero...
—No hay preguntas —dijo en un tono suave, pero que no dejaba lugar a discusión. —Hazme un regalo, cariño.
Un escalofrió recorrió su cuerpo. Siempre había algo en sus órdenes que hacía que la desobediencia pareciera imposible.
Y ella no quiso resistirse
Agnes quería dejarse llevar. Dejar de pensar demasiado, dejar de luchar contra sí misma.
Agnes respiró resign