ALFA RASTUS;
Me tomó ver a Larisa y Agnes en una pelea para darme cuenta de que estaba equivocado al asumir que podía derrotar a Larisa solo porque era el alfa más poderoso del reino...
La fuerza física no servía contra Larisa porque había empapado mi alma de energía oscura. Ni siquiera me tocaba y yo sentía dolor a pesar de flotar en el aire como si la gravedad hubiera decidido tomarse un descanso.
Lamentablemente, me di cuenta de que no era de ninguna utilidad en esta guerra. De hecho, solo era un eslabón débil que Larisa quería usar para derrotar a mi mujer y salirse con la suya en el reino. Me esforcé tanto por no gritar y me mostré impotente ante mi exhausta mujer, mi luna y mis guerreros, pero este dolor me estaba devorando vivo.
Estaba en todas partes, clavándose en mí. He estado intentando impedir que el dolor llegué a Agnes, ya que ella no lo necesitaba en éste momento.
Si no puedo aportar potencia, tampoco debería añadir dolor.
Pero, por supuesto, no fue fácil lograrlo. Podí