Ciertamente James empezo a actuar de forma algo sobreprotectora, pero Charlotte se fue acostumbrando a esa forma de actuar porque entendía que eran los miedos de James y solo cuando ella se sentía agobiada se lo hacía saber para que se calmara.
Los días empezaron a avanzar a pasos rápidos y justo en esos momentos James y Charlotte estaban en la joyería escogiendo sus anillos.
- Señor, hola – les saludo un vendedor, quien se miraba emocionado de volver a verlo – bienvenido de nuevo ¿en qué puedo ayudarlos hoy?
- ¿De nuevo? ah… aquí compraste mi anillo – dijo Charlotte.
- Hehe así es amor, por eso sé que aquí podremos encontrar nuestros anillos – mencionó James.
- Entonces ya son los anillos de boda – dijo el vendedor mirando que ellos asintieron – por aquí por favor, tomen asiento y ya les enseño todos los que tenemos.
Los dos siguieron al vendedor y este les fue enseñando los anillos de bodas que tenían en la tienda e igual les indicaba los que tenían la opción para ser personalizados