Después de la reunión con el abogado, Charlotte paso a la pastelería para encargar un pastel de dos pisos que tuviera un diseño de bloques de construcción.
Una vez que encargo el pastel y lo dejara pagado con las instrucciones para que lo llevaran al local, ella fue corriendo a la imprenta para ir a buscar las invitaciones que había encargado por internet.
Al revisar que estuvieran todos y no tuvieran ninguna falla, ella liquido la cuenta y regreso raídamente a la escuela donde pidió hablar con la maestra de Arturo, aprovechando que los niños estaban en el receso.
- Buenos días maestra, perdón por venir así.
- Jeje descuide ¿paso algo? ¿desea que llame a Arturo? – preguntó la profesora.
- No, para nada – indicó ella – quería pedirle que sea mi cómplice.
- ¿Eh?
- Es que le estoy organizando una fiesta sorpresa a Arturo para este sábado y deseaba que me ayudara a repartir las invitaciones con todos los niños, pero sin que mi hijo lo note.
- Ah, una fiesta sorpresa jeje e imagino que est