ME GUSTAS.
ME GUSTAS.
Marcelo caminó en su dirección y su rostro era de pocos amigos, cuando estuvo lo suficientemente cerca, escucho parte de su conversación, frunció el ceño y tragó saliva. Celos posesivos e irracionales recorrieron todo su interior.
«¿Estaba celoso? ¿Él? ¿Cuándo se habían tornado las cosas así?» Quería arrancarle esa cara de orgullo y satisfacción a su amigo.
—Gracias —le dijo ella a Owens.
El hombre le sonreía como estúpido mientras le daba lo que parecía ser, un dulce en la boca.
«¿Primero, rosas y ahora dulces?»
Apretó los labios y justo cuando se estaba acercando, derramó intencionalmente la copa sobre Owens.
—Perdón, creo que bebí demasiado — se disculpó hipócritamente y luego le hizo señas a uno de los empleados —Ricardo, acompaña a mi amigo a limpiarse, si es necesario, prestarle algo de la ropa que dejó aquí.
Owens, que estaba al tanto de que no había sido un accidente, lo miró fijamente.
—No te preocupes, no hará falta. — dijo entre dientes.
—Bien, entonces si me di