¡LO SIENTO AMOR! TU PADRE ES MEJOR AMANTE QUE TÚ
¡LO SIENTO AMOR! TU PADRE ES MEJOR AMANTE QUE TÚ
Por: Fanny Nuñez
LLEGANDO A LA UNIVERSIDAD

Hola, me llamo Dianne Hertz y la historia que te voy a contar es algo difícil, pero me enamoré, del padre de mi novio, parece mentira, las cosas como se presentan y yo, pues, vi mi oportunidad, la tomé y hasta hoy no me arrepiento y jamás me voy a arrepentir.

Bueno, aquí va el principio de esta historia de amor, sexo, engaño, mentiras, verdades y demás, llegué a New York directamente al barrio de Queens, asistí a una de las universidades más prestigiosas de New York, Columbia University, estaba con beca total, era una chica prodigio, recién cumplía 18 años y ya estaba en 3.º de Medicina, había hecho exámenes y estaba muy adelantada fui recibida con cariño por todos en el salón de clases.

Ah, pero los galanes estaban a la orden del día, también era buena jugadora de Básquetbol, entonces me metí al grupo y en dos meses era la capitana, me iba muy bien, tenía algunos pretendientes, pero me hacía del rogar por motivos de tiempo y estudio.

Sin embargo, sucedió un buen día que al salir al estacionamiento para regresar a casa en mi auto, otro había salido ya y el conductor venía distraído con su celular porque se escuchaba que gritaba palabras soeces, se notaba que estaba disgustado el que manejaba y alcanzo a frenar, pero me golpeo y Él tuvo la culpa porque ya se había prendido el foquito rojo de aviso para que parara su auto y yo caminara al mío y por estar enojado contestando su móvil, no se fijó en la luz roja.

Me golpeo y me lanzo unos tres metros adelante, me golpee, aun así, mi ropa gruesa me protegió un poco y no me raspe mucho, solo el antebrazo un poco, pero me dolía, vi que se bajó a toda prisa para ayudarme, había dejado el celular, cuando se acercó lo reconocí era Joseph Carter mi compañero de aula y expreso.

—Perdóname, por favor, perdóname, venía… Oh, qué estupidez la mía… Yo tuve la culpa, perdóname Dianne

Me ayudo a levantarme y me reviso, solo tenía ese rasguño y me dijo sutilmente

—Ven a mi auto, por favor, tengo un botiquín ahí

Me senté en su auto y Él estaba sacando algodón, un frasco de alcohol y se escucharon gritos que provenían del celular, lo agarro y lo apago, al momento volvió a estar timbrando y ya no contesto mientras decía mirando el pequeño rozón.

—Ya está limpio, ahora voy a desinfectar, va a doler un poco y después te tapo—me lo dijo atribulado, nervioso

—Sigue, así está bien, parece que ya sabias de esto, lo haces muy bien

—Mi padre me enseño desde niño, para situaciones como esta, jejeje

—Joseph, una pregunta indiscreta, ¿con quién discutías?, porque eso venías haciendo cuando me atropellaste

—Oh, eh… con mi exnovia, hace más de un mes la terminé y quiere regresar, pero no, ya no regreso jamás con ella y ella es quien llama a cada momento, ya ves allí, está otra vez —lo dijo cuando el celular empezó a sonar de nuevo

—¿Quieres que te ayude a que deje de molestarte? —le dije divertida con una gran sonrisa, me dio el celular sonriendo también y dijo —es una celópata, por eso la terminé

—Mejor para mí, bien aquí voy— Tome una gran bocanada de aire y entonces conteste el celular

—Aló,¿quién habla al celular de mi novio? —del otro lado escuche un horrendo grito de mujer

—¿Qué dijiste?, ¿quién eres?, ¿cómo que su novia? —sus gritos eran histéricos

—Pues sí, Joseph es mi novio y ¿quién eres tú que gritas como histérica?, te advierto que yo no voy a permitir que a mi novio lo atosiguen exnovias expulsadas y despechadas, así que ya estás advertida —y le cerré la llamada, nos miramos a los ojos y soltamos sendas carcajadas.

Nos quedamos unos momentos más conversando, Joseph me narraba la nefasta odisea de su noviazgo con Estela, me dijo que jamás imaginó que ella sufriera de esa enfermedad de los celos. Al comienzo no demostraba nada, por eso, continuo con su amorío, sin embargo, al pasar de los días, comenzó a notar que lo vigilaba, que lo atosigaba, que le vigilaba las llamadas, los mensajes.

Ya las cosas se fueron subiendo de tono, no podía saludar con alguna compañera de aula porque trataba de agredirla y golpearlo a Él, lo insultaba, le faltaba el respeto, todo era un caos. Su vida se fue tornando en un mar de lágrimas, de reclamos, de insultos, de agresiones, de prohibiciones, hasta las salidas con sus padres le parecía a ella que escondían traiciones a su amor de parte de Él.

Verlo como se ponía al contarme todo lo que le había sucedido mientras estaba de novio con ella, me parecía que Joseph no se merecía ese maltrato, esa mujer no era su dueña, estaba loca, debería irse a un hospital psiquiátrico para que la trate o la revise un psiquiatra.

Un momento lo abracé para darle apoyo, su vida se había trastornado con la presencia de esa mujer y a pesar de ya no ser nada, seguía atosigándolo, molestándolo, eso no era posible que continuara pasando.

Cuando me moví me dolió el raspón y me queje, de inmediato Joseph me sugirió que mejor vayamos a la clínica de sus padres para que me revisaran bien, por si acaso algún mal golpe. Mientras el auto recorría las calles, otra vez sonó el celular, pero esta vez ninguno contestó para evitarnos el estrés, mejor íbamos cantando unas canciones de la radio del auto. Nos mirábamos a cada rato, sonreíamos, yo me sentía alegre, feliz a pesar del dolorcillo en mi cuerpo, Joseph me indicó que ya estaaamos muy cerca de llegar a la clínica Carter, entonces fui alistándome para conocer a sus padres.

Este es el primer encuentro donde consigue novio sin buscarlo y llevará a Dianne a sentir el remesón de la seducción

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