Marina miró con serenidad a Yadira, quien se reía frenéticamente.
—¿Realmente crees que voy a creerte? —replicó con desprecio.
Los ojos de Yadira estaban enardecidos de rabia.
—Lo de que te acostaste con un vagabundo me lo contó Camilo. Al final, la decisión de creerlo o no es tuya. Y, por cierto, recuerdo que ese hotel se llama Hotel Tropical, un establecimiento de cinco estrellas.
—Dormir con un vagabundo es preferible a hacerlo con Camilo, ¿me entiendes? —observó Marina, despectiva.
Yadira la miró, incrédula ante la respuesta de Marina, y su mirada se tornó vacía.
Marina soltó una risa burlona y salió del baño a grandes zancadas. Justo en ese preciso momento, se cruzó con Camilo, que entraba.
Camilo había venido a almorzar, y el guardaespaldas que Yadira había traído le avisó. Fue a través de ellos que se enteró de que Yadira había sido arrastrada al baño por Marina.
Marina se detuvo en ese momento y giró la cabeza hacia Camilo.
—¿Recuerdas aquella vez hace más de un año en el hotel