Por Irina
Estaba un poco nerviosa, es que nunca habíamos salido a la calle con Roque, salvo aquella vez que llevamos a Maxi a la guardia médica.
Roque no dejaba de sonreír, como un niño travieso.
Al llegar a su departamento, tomó en sus brazos a Maxi y recorrió el lugar, explicándole un montón de cosas, como si nuestro hijo fuera mucho más grande y entendiera todo.
Las dos mucamas que estaban allí, me miraban sin entender demasiado qué sucedía.
-Ella es Irina, la madre de mi hijo, mi novia y mi futura esposa y él es Maxi, mi gran heredero.
Luego se dirigió a su dormitorio, era muy varonil, con una mullida alfombra roja que combinaba con el cortinado de terciopelo y con algunos detalles bastante ostentosos.
Pero a pesar de ser tan llamativo todo en la habitación, el buen gusto sobresalía.
Máximo se entretuvo mirando un dibujito animado en la televisión y al instante, Roque me estaba besando como un desaforado.
-Nos va a ver.
Le dije un poco incómoda.
-Iri, prefiero que vea como nos que