Por Irina
-Perdón Iri...
Dice sin terminar de hablar y yo estoy casi al borde de un ataque de nervios.
-Entré para cuidarte, sin saber que yo también estaba drogado... cerré la puerta con traba, para que nadie logre entrar.
Lo miro y creo que arrastra una culpa terrible.
-Vos estabas casi desmayada, es decir, no tenías reacción, pero gemías, por el efecto de esa droga y comenzaste a despojarte de tu ropa... Eve... yo estaba sintiendo todo el efecto, me quise controlar, pero no pude.
-¿Fuiste vos?
-Sí, perdón, sólo quise cuidarte.
-¿Por qué no me lo dijiste antes? Sabías que estaba angustiada por ese tema, sin saber quién era el padre de Máximo... ¿Hubo alguien más?
-¡No!
-¿Cómo podés saberlo?
Le pregunto llena de incertidumbre.
Él me mira mientras intenta acercarse a mí, pero yo me alejo unos pasos.
-Estuve con vos toda la noche, no podía parar de... hacerte el amor.
-¡Me estabas cogiendo! ¡No me hacías el amor!
Las lágrimas de Roque no paran.
-No... te juro que traté de controlarme,