Capítulo 42

¿La habría poseído algún ente maligno? ¿Como esas vainas gigantes de la película La invasión de los ultracuerpos, que se meten dentro de la gente y la transforman? Exactamente así se sentía, porque por más que se miraba no podía reconocerse. El envoltorio era el mismo, pero en el interior… Quizá debería ir a un psiquiatra, pues era evidente que tenía algún trastorno.

¿Cómo había podido besar así a Antonio? Aunque después le había dicho que sólo pretendía darle ánimos, un beso inocente, de amigos, obviamente él no se lo creyó. Debido a la insistencia de Laura fingió hacerlo, pero se fue más contento que unas castañuelas, pensando que ella empezaba a enamorarse de él y necesitaba algo de tiempo para hacerse a la idea.

Mientras volvía a su casa esa tarde en su recién reparado coche, pensó en lo que podía hacer. En cómo arreglar el lío que ella sola se había montado. Con respecto a Antonio, no había muchas opciones. Suponía que acabaría desanimándose, aunque quizá eso significara el final
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