Capítulo 98: En el solitario páramo.
Katherine casi sintió su cuerpo temblar otra vez en esa sensación, y pensó al sentirse movida con la fuerza y pasión por Henry, que no quería hacer el amor nunca con nadie más que no fuese su amado exesposo. Su corazón palpitaba con furia y sus piernas estaban tan débiles al ayudar al ojiazul a moverse y provocar ese placer que ambos estaban disfrutando, que sentía que pronto iba a terminar por desfallecer.
—Henry…ya no…ya no puedo…voy… — dijo la hermosa rubia con voz cansada y entrecortada.
—Vengámonos juntos, Katherine…juntos… — Henry le suplicó y la sujetó de la cintura, esta vez la ayudó a elevarse y caer constantemente sobre su dureza. — Así, preciosa…así mi Katherine…tan solo así…— mencionó él pensando en saciarse de ella esa vez… y todas las veces que le fuera necesario hacer, porque jamás tendría suficiente de ella, jamás.
Henry tuvo que ser sincero consigo mismo, había disfrutado como nunca de su amada mujer, y quería volver a hacerlo una vez más, y otra, y otra más…o dos, o