¡Estúpida tú!
Capítulo 52.
Me doy la vuelta para mirarla, está señalando con su cepillo de peinar, eleva una ceja y me mira a los ojos fijamente, ella me conoce perfectamente. Termino de quitar mi camisa y la tiro en el suelo. Ella aletea sus largas pestañas me mira a la espera de una respuesta.
—Bien —suelto aire por la boca—, agotador.
Me sigue mirando a los ojos, ella sabe que hay algo más.
—Imagino —vuelve a mirar el espejo—, te voy a preparar algo rico de cenar.
Deja el peine, pasa por mi lado, pero antes de que cruce la puerta la tomo de la mano, ella me mira, nuestras miradas y el silencio son más que suficientes para que ella sepa que es importante lo que tengo que decir. Retrocede y se sienta en el mueble que hay a los pies de la cama, cruza sus piernas, pone sus manos en sus rodillas y con la mirada me dice; soy toda oídos.
Me posiciono frente a ella y empiezo a contarle todo tal cual pasó, entonces esa diosa se transforma en odiosa, de ángel a demonio en tan solo segund