Sus grandes ojos azules se pasearon por la amplia habitación de su marido: colores oscuros, con un estilo elegante y sobrio. Muebles que lucían antiguos y caros. En un anexo la cama grande de tamaño king en sábanas verdes oscuras.

Tap~ Tap~

Los pasos de la rubia resonaban en la habitación. Había un aire frío, desolado… Notó algo… Algo extraño.

No había un solo cuadro, una sola decoración extra, no habían fotografías colgadas de ningún tipo, una vitrina con algunos trofeos y diplomas, pero en una esquina como si no fueran algo realmente de la importancia de ese hombre.

—Do… Donovan… —susurró Rosalind, nerviosa, ansiosa. Su corazón latiendo aceleradamente.

¿Qué quería él? ¿Por qué la llevaba ahí? A un lugar íntimo y privado para él…

El CEO se comenzó a quitar la gabardina. Dejándola sobre un perchero.

"¡Diablos! ¡Se ha comenzado a desvestir!"

Pensó Rosalind tragando saliva con inquietud. Él se acercó a una estantería donde yacían algunas copas y botellas de licores.