Rosalind seguía ahí, frente a él, con sus dedos temblando sobre su vientre plano; la forma en que los acariciaba, como si intentara proteger lo que aún no podía tocar ni ver, le partía el alma.

Donovan no soportó verla así ni un segundo más. Entonces dio un paso hacia ella.

Tap~

Luego otro.

Tap~

Rosalind no se apartó ni retrocedió; solo bajó ligeramente los hombros, como si su cuerpo reconociera su presencia antes que su mente.

Cuando él llegó a su espalda, dudó apenas un instante antes de abrazarla lentamente por detrás, con suavidad primero, deslizó las manos por sus costados hasta rodearla con ambos brazos, envolviéndola por completo. Su pecho chocó contra la espalda de ella en una unión cálida que lo hizo cerrar los ojos.

Rosalind soltó un suspiro que tembló al final, un sonido corto, quebrado, como si algo dentro de ella finalmente se permitiera caer un poco. La tensión de sus hombros se aflojó bajo el contacto de él.

Donovan apoyó su mentón en el hombro de ella; su resp