CAPÍTULO 37

Pasan un par de días...

Emily suspira mientras Edward le da de comer en la boca, le exige que siga las indicaciones del médico una por una, incluyendo no levantarse de cama.

—No es necesario, necesito estar con Max, el está pasando por una situación muy díficil.

Emily sabe que su hijo está atravesando el momento más difícil de su vida, creía en el instinto de Emma pero su deber era apoyar a Max, sin embargo Edward le pidió primero ver por su salud, el lobo aún estaba muy preocupado por la salud de Emily, a pesar que estaba fuerte y rosagante.

—Por favor, quiero que te quedes aquí, además tengo que hablar con Liz, no tenemos pruebas para acusarla, pero quizas si la amedrentó, confiese.

Emily tenía la certeza que fue ella quien la atacó, pero como lo decía Edward, no tenían las suficientes pruebas para culparla.

El lobo se fue con varios de sus lobos hasta la casa de Liz, la loba usaba un rastrillo para arar la tierra.

Vivía en aquella granja, que le daba tranquilidad, no le