CAPÍTULO 28
Con ella en brazos camino hacia su auto, el chofer se apresuró a abrir la puerta y cuando Amara sintió que era colocada sobre el asiento de cuero abrió los ojos.
―Hace calor, ¿puedes encender el aire acondicionado?
Elliot miro fijamente sus movimientos y su corazón latió un poco más.