Jay miró al conejo en los brazos de Angeline, y sus hermosos dedos estaban acariciando suavemente el pelaje del conejo. La luz en los ojos de Jay se volvió más profunda y más peligrosa.
En secreto, maldecía al conejo en su corazón. Tenía que encontrar la manera de convertir esta cosita en un plato de comida.
Zayne le estaba cortando las uñas a Josie, pero su mente vagaba por otro lado, haciendo que Josie gritara trágicamente: “¡Ay! ¡Esa es mi carne!”.
La pareja se apresuró a subir las escaleras para buscar hisopos de algodón y desinfectante.
Angeline miró a Cole y a la Hermana Shirley con una mirada seria antes de levantarse repentinamente del sofá. Luego tomó la mano de Jay y salieron.
“Jaybie, nuestra hija tiene hambre. Vamos a buscar un poco de hierba para ella”.
Jay, “...”.
Miró con un odio amargo al inocente conejo en los brazos de Angeline. Él nunca aceptaría a esta bestia como suya, y mucho menos daría una pizca de amor paterno a esta supuesta ‘hija’ suya.
Angeline en re