¡Había llegado la noche!
Jay vagó por la calle desierta y solitaria, su dolor físico no pudo superar el dolor en su corazón.
Él había caminado varias veces por el pequeño Condado del Durazno Floreciente y parecía estar dando vueltas sin cesar.
Grayson estaba profundamente preocupado. “Él tiene heridas en el cuerpo y se niega a comer o beber algo. Si esto continúa, su cuerpo colapsará”.
Tormenta dijo con amargura: “El Amo Ares está buscando a la señora”.
Él pensó en cómo había actuado exactamente de la misma manera cuando perdió a Bebé Robbie en aquel entonces.
Los ojos de Grayson se humedecieron. “Pero la señora está muerta”.
Grayson quiso dar un paso adelante para disuadir a Jay, pero Tormenta lo detuvo. Él dijo: “Déjalo ser. Está actuando así porque todavía tiene esperanza en su corazón. Incluso si las posibilidades son escasas, al menos está dispuesto a seguir con vida por eso. Si destruimos esta esperanza, me temo que no seguirá viviendo más”.
Grayson suspiró.
En ese momen