“¡Jenson!”.
El rugido de leona de Whitney se podía escuchar en todo el dormitorio de estudiantes.
“Sal, maldito b*stardo”.
Jenson estaba sentado en silencio junto al ventanal del dormitorio estándar. Frente a él había un caballete de madera con un retrato recién pintado.
Jenson miró a la dulce y hermosa mujer del retrato con ojos llorosos.
Whitney irrumpió, colocó sus manos en sus caderas y se acercó a Jenson. “Has hecho algo realmente terrible, pequeño b*stardo”.
Jenson levantó los ojos para mirarla. Bajo el rayo de sol, Whitney notó lo anormalmente brillantes que se veían los hermosos y encantadores ojos de él.
“¿Estás llorando, Jens?", Whitney preguntó nerviosamente.
En su memoria, este niño siempre fue muy terco e inflexible. Desde el día en que se inscribió en la Academia, nunca había mostrado debilidad a pesar de las dificultades que encontró.
Whitney desvió la mirada hacia el retrato, y cuando vio a la dulce y hermosa mujer en el retrato, ella se sorprendió tanto que lo