Me encuentro peleando con Sara porque no quiero ponerme la prenda que me dio ese hombre.
- Tamara, por favor colabora, te lo suplico. Si no lo haces, esos hombres te... - entra aquel hombre y, al ver que no me he cambiado, se pone completamente tenso.
- ¿Por qué no la has cambiado, Sara?
- No me pondré eso - le respondo con altanería.
- ¿Qué dijiste? - dice gritando.
- Que no me pondré eso - le digo levantando la cabeza.
- Eres una m*****a perra - el hombre me agarra del pelo y me da una cachetada, haciéndome caer al suelo. Sara grita y le dice que pare, hasta que este me da una patada que me deja sin aire.
- ¿Ahora sí te lo pondrás? - dice jalándome el cabello con fuerza.
- Sí - digo de forma débil. Él me suelta y yo comienzo a llorar. Sara me ayuda a levantarme.
- Tamara, te dije que hicieras caso - me dice Sara. Esta me pone con cuidado la prenda, organiza mi cabello y me maquilla para hacerme ver más grande.
- Sara, estoy casi desnuda - digo tratando de tapar mi cuerpo.
- Tranquila, te vas a ir acostumbrando. Vamos, el jefe te espera. - Cuando salgo, siento la mirada de todos los hombres y algún que otro piropo feo, que solo hace que quiera vomitar.
- Señor, aquí la tiene - dice Sara.
- Gracias, Sara. Ya te puedes ir - yo la miro suplicando que no se vaya, pero ella solo me dedica una sonrisa.
- Qué hermosa estás - dice el señor Leonel - Lástima que no te pueda tener, porque si no fueras virgen ya te hubiera follado en este escritorio - yo me tenso ante su comentario - Pronto alguien me pagará mucho dinero por tu virginidad. Me harás más rico.
- Señor, por favor déjeme ir, se lo suplico.
- ¡Cállate! - me grita, logrando asustarme - Vamos, ya es hora.
Este me lleva a una especie de salón dejándome en la mitad de este. Cuando prenden las luces, veo ventanales negros, pero no se ve nada, solo mi reflejo. Escucho que alguien comienza a hablar, creo que es el cerdo de Leonel.
- Katy, es una chiquita recién llegada y es una de nuestras mejores joyas, porque es virgen; por tal motivo, el precio es más elevado. Así que, caballeros, que empiece la subasta.
- ¿Subasta? Siento varios pitos indicando que están dando dinero, pero veo que son dos personas.
- 2000 dólares.
- 35000 dólares - dice el otro hombre, hasta que uno de la otra esquina habla.
- 10000 dólares.
- ¿¡Qué!? Es mucho dinero.
Todos se quedan callados, y el cerdo de Leonel habla:
- ¡Vendida al señor de la cabina 5! - ¡No!
Apagan la luz y Leandro toma mi brazo con fuerza, pero mis piernas empiezan a perder fuerzas... Me vendieron, me vendieron como ganado; como si fuera un objeto...
- Sabía que me darías mucho dinero - me lleva a una habitación y me tira en una cama hasta que siento que alguien entra. Es un hombre bastante guapo, piel blanca, ojos azules, con buen cuerpo y ni hablar de la boquita que tenía. Cuando este se acerca, yo retrocedo en la cama.
- Tranquila, no te haré nada, por ahora.
- ¿Por ahora? ¿A qué se refería con eso?
- ¡Por favor, déjame ir, se lo suplico! - le digo casi llorando.
- ¡Basta! No me hagas esas escenas. Ponte esta ropa rápido porque me urge salir de aquí - me tira unos jeans y una camisa, y me la coloco rápidamente.
- Ya estoy lista - le digo tímidamente. Este me toma del brazo, se despide del infeliz de Leandro y me saca de ese lugar.
- Súbete - me subo a su carro, que es precioso, y me lleva a una casa enorme.
- ¿Aquí vives? - le pregunto, y él asiente.
- Te mostraré tu cuarto - toma mi mano, y cuando lo hace, siento una corriente eléctrica por todo mi cuerpo. Él abre una habitación, que al verla, quedo sorprendida por lo grande y hermosa que es.
- ¿Te gusta? - pregunta él, sin dejar de verme con esa mirada penetrante que tiene.
- Sí, es bonita y grande - lo miro con algo de miedo por lo que voy a preguntar -. ¿Puedo preguntar algo? - Él se voltea haciéndome una señal de que hable -. ¿Me dejarás irme en algún momento? - Él sonríe y se acerca a mí.
- No, niñata. Yo te compré y ahora eres mía, y te utilizaré a mi antojo - sale de la habitación, dejándome atónita por su comentario. Siento una lágrima caer por mi mejilla, y es así como me tiro a la cama comenzando a llorar hasta quedarme completamente dormida.