Manuel solo siguio su camino hasta la habitacion de laura, sin pensar en el hombre que encontro recien, como si estuviera en algun tipo de trance.
En la puerta, habia un guardia, lo saludo y este le permitio entrar, al ingresar la vio.
Acostada en la cama, con los cabellos alrededor, tan palida pero con aquellos labios igual de rojos como los recordaba, eran una tentacion como un dulce para un diabetico.
No podia dejar de admirarla, era increiblemente hermosa, se preguntaba a si mismo, en que momento decidio abandonar a tan preciosa dama.
Estaba en coma, pero lucia como si solo estubiera durmiendo, casi se podria pensar que pronto abriria los ojos, aquellos ojos que solian iluminar sus dias.
Que pronto oiria su melodiosa voz, cantando a su pequeña hasta que esta quedara dormida o que le preguntaria con una dulce sonrisa que le gustaria comer.
Esa deliciosa comida, que probablemente los mismos diosesamarian.
Pensando en todo esto, simplemente era estupido haberla descuidado y mas aun a